2024-08-19 02:14:17
Se ha dicho demasiadas veces y, por tanto, es posible que el término haya perdido ya vigencia, valor. Cierto, se ha fallado demasiadas veces en el pronóstico, pero ésta vez todo el mundo coincide en que el colombiano de Madrid, David Alonso, de 18 años, líder destacado del Mundial de Moto3 y descubierto por el campeonísimo Jorge Martínez ‘Aspar’, es ‘el siguiente’. La escalera de color ya está servida: Marc Márquez, Pedro Acosta y David Alonso. No lo duden.
David Alonso, nacido en Madrid pero que corre bajo bandera colombiana, la nacionalidad de su madre Sandra Marcela, de Medillín, ganó el domingo, en Austria, su séptimo GP de la temporada cuando solo se llevan celebradas 11 carreras. Y lo hizo, pasando 10º en la tercera vuelta, por una ‘long lap’ que arrastraba de los entrenamientos, y le sobraron cinco vueltas para remontar y derrotar a todo el mundo. Es líder del Mundial con 71 puntos (casi tres victorias) con respecto a Iván Ortola.
Casi invencible
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Quedan aún nueve fines de semana y, por tanto, todo parece indicar que Alonso va a pulverizar el récord de Valentino Rossi, en 125cc (1997), de 11 victorias y el de Marc Márquez, su ídolo, que sumó 10, en Moto3, en 2010. “Solo hay una manera de no lograr ese récord”, me dijo David, ayer, en la solitaria conferencia de prensa de Spielberg, a la que solo acudimos cinco periodistas. “Y es pensando en él. Cuando piensas en récords personales, en gestas, puedes despistarte del gran objetivo: el título. Estamos aquí para ser campeones, no para sumar victorias o romper barreras”.
Alonso tiene la cabeza mejor amueblada del ‘paddock’ del Mundial, no solo de la parrilla de Moto3. Listo, pillo, inteligente, atento, habla pero, sobre todo, escucha. Aprende. Le gustan los idiomas, inglés, francés, alemán, hasta chino. “Saber idiomas te abre las puertas del mundo. Con idiomas te comunicas, conoces, compartes. Soy curioso y creo que aprendo rápido”. Tiene una mente la mar de curiosa, hasta para explicar por qué escogió el nº 80. “Primero corría con el 10, porque yo trato de ser el mejor en lo que hago y el 10 es la nota más alta del cole. Y, ahora, llevo el 80 porque es el número sin límite: el 8 lo tumbas y es el infinito y escribes el cero y nunca tiene fin”.
Eso sí, no sabe explicar muy bien por qué escogió las motos. “Si estuviese cerca de la nieve, hubiera sido esquiador”. En una charla reciente como Motorsport.com, reconoció que, hace siete años, pensó que no servía para esto. “Fuimos al Jarama a entrenar con mi 80cc y se rompió. Y, entonces, para no perder el desplazamiento, me ofrecieron una moto de la Talent, de Manu González, de 250cc. No fui capaz de dar, no ya gas a tope en la recta, ni medio gas. Me asusté tanto, tanto, que pensé ‘David, no sirves para esto’”. Pero, ya ven, se le fue el miedo enseguida.
El saludo de Márquez
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Lo que sí tiene claro es que se enamoró de las motos, de las carreras, viendo a ‘los cuatro magníficos’. Esos, sí, Valentino Rossi, Jorge Lorenzo, Dani Pedrosa y Marc Márquez. “Pedrosa siempre me ha gustado. ¿Sabes por qué?, porque tiene mi estatura y si él llegó y triunfó en MotoGP, yo también puedo. Lo que ha hecho Dani es pura motivación para mí”.
Pero David Alonso solo tiene un ídolo de verdad. Es Marc Márquez. “El mayor consejo que me ha dado Marc: no te saltes ninguna fase de tu aprendizaje. Corre y gana el título en todas las categorías, que, al final, lo único que nos quedan son los títulos”. Alonso se emociona cuando explica el día que conoció a Marc. Se emociona tanto que lo cuenta a trocitos. Fue el 2021, en Motorland, el día que ganó el título de la Red Bull MotoGP Raookies Cup. “Iba yo por el ‘paddock’ tan feliz con mi copa y, de pronto, se paró delante de mí un Honda con los cristales tintados y del coche se bajó ¡Marc! ¿Perdón? ¿Marc Márquez se para por mí? Y, sí, se paró para felicitarme y decirme que lo estaba haciendo de maravilla, que me había visto correr más de una vez y que no bajase la guardia. ¡Uf!, esa felicitación me llenó más que el título, mucho más”.
“El día que gané, en 2021, la copa Red Bull, caminaba por el circuito de Motorland y, de pronto, se paró un coche a mi lado. ¡No me lo podía creer! Era Marc Márquez, mi ídolo, al que no conocía. Me felicitó, me dijo que me seguía y que no bajase la guardia. Aquel saludo me supo mejor que el título que acababa de ganar”
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Vive pendiente, resistiéndose, mentalizándose, aprendiendo, escuchando a su entorno, especialmente a Aspar y al campeón Nico Terol, que es su director deportivo, para que no se le coma el personaje. “Este es un mundo muy irreal. Yo no quiero que se me coma el personaje, trato de ser el mismo que era hace diez años y, gracias a la familia que formamos en el equipo, resulta mucho más fácil asumir el rol que debo asumir. Aquí es donde he aprendido, porque eso también hay que aprenderlo, que ser segundo, tercero, cuarto, quinto, sexto, caerse, no es un drama. Dramas son otras cosas. Perder una carrera no es un drama”.
He de confesarles que es la primera vez que alguien, ya no les digo un joven, no, no, un piloto, me explica con la suficiente clarividencia cómo se vive la última vuelta en la jungla de Moto3. “No es fácil describirlo. Hay que tener mucha sangre fría, controlarlo todo, saber qué rivales te rodean, cómo son, donde frenan, cuáles son sus puntos débiles, cuales son los fuertes tuyos en ese circuito, tener un plan pero, a la vez, saber improvisar”.
Alonso reconoce que, en esa última vuelta, donde cinco, seis, siete y ocho pilotos persiguen la victoria, “se sufre mucho, pero se disfruta un montón, es un momento muy bonito, te sientes muy vivo, es una sensación muy chula, ya ni te cuento si acabas ganando”.
La última vuelta
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Eso sí, David asegura que, en esa última vuelta, se gasta mucha energía, así que tienes que aplicar algún que otro truco. “Es una vuelta donde para ganar o subirte al podio debes frenar, acelerar y plegarte mejor que nunca. Y, por descontado, estudiar aquellos puntos en los que descansaras, en plan apnea (suspensión de la respiración de, al menos, 20 segundos), para poner toda tu energía, de nuevo, en las últimas curvas”.
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Alonso, el domingo, cuando ganó a lo grande hizo dos celebraciones para los suyos. Una fue un bailecito (“¡mira que lo entrené en casa, pero no soy bailarín, no!”) al ritmo, dijo, de una canción de ‘Trueno’, un rapero argentino. Y otra fue la señal de enviar a todo el mundo ¡a dormir!, que ha popularizado el norteamericano Stephen Curry, estrella de la NBA, jugador de los Golden State Warrions y reciente oro olímpico. “¡Me encanta esa broma!, me gusta mucho ese gesto, es muy gracioso”.
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#David #Alonso #prochain #Stephen #Curry #Moto3
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