2024-12-06 21:30:00
A marchas forzadas y a un ritmo vertiginoso: así está perdiendo el presidente sirio, Bashar al Asad, territorios ante una ofensiva rebelde que, hasta el momento, ha sido imparable y no ha recibido contestación.
Si este jueves, después de dos días de combate, las milicias opositoras tomaron Hama, la cuarta ciudad de Siria, este viernes las tropas de Asad han abandonado la localidad de Deir Ezzor, en el este del país árabe, que ha sido tomada por las milicias kurdas de las YPG.
El régimen de Damasco, además, se ha visto expulsado este viernes de la frontera siria con Jordania, en el sur, y de las afueras de la ciudad sureña de Daraa, donde los rebeldes han tomado una de las principales bases militares del país. En Daraa, de hecho, la conquista de territorio rebelde no ha sido gracias a la ofensiva opositora, sino que locales y exmilicianos —que llegaron a un acuerdo de amnistía en el pasado con el régimen de Asad— se han sublevado contra el presidente sirio, cada vez más contra las cuerdas.
Hay más derrotas y pérdidas para el presidente sirio: los grupos rebeldes han llegado a toda velocidad este viernes por la tarde a las afueras de Homs, 50 kilómetros al sur de Hama, conquistada este jueves. Ante la poca defensa y falta de efectivos del régimen de Damasco, se espera que Homs pase a manos opositoras en las próximas horas o días.
Antes del inicio de la ofensiva rebelde, Asad controlaba siete de las diez grandes ciudades del país. Ahora, tras tan solo nueve días de combates —o, más bien, de huida de las tropas del régimen del presidente sirio—, Asad tan solo dirige cuatro de las diez grandes ciudades del país. De momento.
Más aún, de las cuatro grandes urbes sirias —Damasco, Alepo, Homs y Hama, antes todas controladas por el régimen sirio— Asad solo está presente en Damasco y Homs. Esta última, sin embargo, parece estar cerca de ser capturada por los rebeldes, cuyo destino final parece ser Damasco, donde el Ejército regular sirio está fortificando las entradas a la capital. El régimen de Bashar al Asad, que ha combatido a golpe de muerte y una represión civil brutal durante los últimos 13 años de guerra civil siria, se deshace como un castillo de naipes.
“Sin planes”
“No tenemos ningún plan para salvar [a Asad]et il n’y en a aucun qui soit sur le point d’émerger alors que l’armée du président syrien continue d’abandonner ses positions et de fuir”, a déclaré une source anonyme du kremlin à l’agence de presse internationale “Bloomberg”.
Asad, así, consiguió sobrevivir y —hasta ahora— ganar la guerra civil siria gracias a sus dos aliados: Rusia y su aviación e Irán y sus milicias afines, entre las que se encuentra la Hizbulá libanesa.
Estos dos países, sin embargo, han puesto durante los últimos años y meses su foco de atención en otros lugares, Ucrania y el Líbano respectivamente, lo que ha dejado a Asad y su ejército completamente desnudo y vulnerable ante una ofensiva rebelde cuyo final no se ve cerca.
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Este sábado, de hecho, los ministros de Exteriores iraní y ruso se reúnen con su homólogo turco para negociar —o intentarlo— un hipotético final a los avances opositores. Turquía es el principal valedor internacional de los rebeldes sirios, y es Ankara quien paga el armamento y los salarios de las milicias opositoras.
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