2024-12-17 12:39:00
El impulso de la economía española y del empleo, unidos a la normalización del sector turístico y al mayor gasto público, han espoleado al alza la competitividad regional de las regiones españolas. La competitividad estructural de las 17 comunidades autónomas aumentó un 5,6% en 2023, el doble que el PIB (2,7%). Se trata del segundo crecimiento más elevado de toda la serie disponible, por detrás del registrado en 2015, y ambos coinciden con salidas de crisis. Son datos recopilados en el “Informe de la Competitividad Regional en España 2024”, elaborado por el Consejo General de Economistas (CGE), que muestra su mejoría en distintos aspectos, especialmente en los ámbitos empresarial e institucional, a excepción de uno: “Solo hay descensos en el eje de la innovación”, apunta el presidente del CGE, Valentín Pich.
El informe, elaborado anualmente con una serie histórica iniciada en 2008, tiene en cuenta un conjunto de 56 variables distribuidas en 7 ejes competitivos (condiciones materiales de vida, trabajo, salud, educación, ocio y relaciones sociales, seguridad física y personal, gobernanzas y derechos básicos, entorno y medio ambiente y experiencia general de la vida) para analizar el dinamismo de las regiones. Para ello, se cruza el índice de competitividad regional (ICREG) con el índice multidimensional de calidad de vida (IMCV).
Una vez más, la Comunidad de Madrid, País Vasco, la Comunidad Foral de Navarra y Cataluña lideran el ranking nacional de competitividad, sin apenas cambios respecto a años anteriores. De hecho, “en los últimos años se ha observado un reforzamiento de la posición de liderazgo de la primera posición”, especifica José Carlos Sánchez de la Vega, director técnico del informe.
Dos bloques diferenciados
Las datos de las regiones que se sitúan en los primeros puestos continúan expandiendo la brecha existente respecto al resto. Así, en la parte baja del ránking se sitúan Extremadura, Andalucía, Baleares y Canarias. Tanto Aragón como Canarias recuperan una posición en perjuicio de La Rioja y Baleares, respectivamente. Cuando hablamos del dinamismo de todas las regiones, Andalucía, Baleares y Canarias son las que muestran un crecimiento más intenso junto a Asturias, que destaca por la atonía registrada durante el año anterior. Las menos dinámicas fueron Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha, la Comunidad Foral de Navarra y País Vasco.
Las posiciones de las regiones marcan una tendencia cada vez más marcada: las cuatro regiones más competitivas conforman el bloque de nivel alto y medio-alto, mientras que el resto de autonomías se sitúan en un segundo bloque por esa brecha que no deja de crecer entre ellas. Uno de los motivos es que “se sigue constatando la correlación entre el índice de competitividad regional con la productividad, la renta per cápita y los indicadores de calidad de vida“, explica Patricio Rosas, coordinador del informe.
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Es algo que también se observa al comparar las autonomías con otras de países vecinos: “A nivel europeo, las regiones españolas tienen cierta distancia y mantienen posiciones rezagadas tanto a nivel de productividad como de renta per cápita”, continúa. El presidente del CGE ha destacado también que, epse al endurecimiento de las condiciones monetarias y a las persistentes tensiones geopolíticas, “el crecimiento de la economía española mantuvo el pulso y se situó a la cabeza de la zona euro”, un buen comportamiento que se ha manifestado en el mercado de trabajo. Las notas discordantes continúan siendo la productividad y la renta per cápita, dos indicadores que sitúan a las regiones españolas por debajo de los promedios europeos.
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