2025-01-17 01:53:00
Veamos, pongamos un poco de sensatez en todo esto. Una cosa es que Donald Trump quiera comprarse Groenlandia o, simplemente, apropiársela. Una cosa es que Pedro Sánchez no sepa cómo gobernar España y sus ministros se peleen, públicamente, por ver cuándo empezamos a trabajar menos horas (ellos, porque nosotros seguiremos haciendo las mismas). Una cosa es que la luz suba, este año, casi un 15% y no pase nada. Una cosa es que Oriol Junqueras y Carles Puigdemont se besen. Una cosa es que Joan Laporta no quiera contarnos de qué vive. Una cosa es que Kylian Mbappé se atreva a enfrentarse, ya mismo, al público del Santiago Bernabéu. Y, otra muy distinta, que el Real Madrid pierda dos títulos en cinco días. Eso no pasará jamás. Ni lo sueñen.
[–>[–>[–>[–>Ustedes y yo lo entendemos. Es tan sencillo que hasta Laporta, el único amigo que le queda a Florentino Pérez en el fútbol, lo entendería. Casi lo ha provocado: ganas de volver a veros. El Real Madrid no puede sufrir dos humillaciones seguidas. El Real Madrid no puede perder la Supercopa de España, allá, en Yeda, en Arabia Saudí y, a los cinco días, que exista la posibilidad (solo exista, nada más) que el modesto Celta, que este año está jugando de maravilla, le elimine de la Copa del Rey.
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¿Qué Copa del Rey quedaría sin el Real Madrid? ¿Qué vergüenza sería para Mbappé, Vinicius y compañía caer en octavos? ¿Qué debería hacer ‘Flo’ mañana con Carlo Ancelotti su ocurriese algo así? ¿Cómo resolvería la ‘Casa Blanca’ semejante vergüenza? ¿A quién le echaría la culpa? No, no, ni hablar, eso no podía ocurrir, pero no por beneficio del Real Madrid, no, no, simplemente por beneficio del fútbol español, de España.
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Así que si el Consejo Superior de Deportes (CSD), el Gobierno y ese señor tan curioso del que apenas sabemos nada, llamado Jóse Manuel Rodríguez Uribes, le echa una mano al Barça para que gane la Supercopa, Dani Olmo “pueda jugar con la selección” y su presidente no tenga que dimitir, justo es que la Real Federación Española de Fútbol y su flamante (de momento) nuevo presidente, Rafael Louzán, madridista, le eche la otra mano al Real Madrid, enviando a dos árbitros amigos (del Real Madrid) para que no tenga problemas a la hora de acceder a los cuartos del torneo del KO.
[–>[–>[–>[–>Miren, todo, todo, todo lo que ocurrió después de que Martínez Munuera y Hernández Hernández dejasen de pitar el penalti de Lunin a Swedberg y no expulsasen al portero del Real Madrid, no cuenta. Lo que ocurrió después fue ciencia ficción. La película empezó con ese escandalo. Lo demás, el resto, sabíamos que iba a pasar.
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Esto está montado así y lo sabe todo el mundo. El Real Madrid no tiene necesidad de pagar a Henríquez Negreira para tener arbitrajes escandalosos, como el de anoche. Que va, que va, ya tiene su televisión que los asusta día sí y noche también. Así que, antes de que empezase todo en el Santiago Bernabéu, es decir, segundos antes de que Kylian Mbappé, que es el bueno, adelantase a los blancos, Martínez Munuera, que acababa de salir de la peluqueria, no pitó un penalti de escándalo de Andriy Lunin sobre Williot Swedberg, porque no le dio la gana, porque no quiso, porque sabía que no podía ni debía pitarlo. Sigan, sigan y Mbappé metió el 1-0. Y pelillos a la mar. Y ahí, lo siento, acabó todo, pues era penalti ¡y expulsión! del portero blanco. Casi nada. Otro partido.
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¿Y esa mano de Rüdiger?
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Porque, miren, estaba todo tan montado que hasta el árbitro VAR, Hernández Hernández, era el mismo que debió ser jubilado de por vida tras aquel escandaloso Real Madrid-Almeria donde hasta sus propios jefes le acusó de ayudar descaradamente al Real Madrid en dos jugadas vitales. Y es que cuando Florentino Pérez monta algo, lo monta a lo bestia. Ahí está ese estadio, que igual se lo come con patatas, sin conciertos ni ruido, y aquí está el pase a los cuartos de final de la Copa con todo el descaro del mundo. Martínez Munuera o Hernández Hernández ¡vaya usted a saber cual de los dos! se inventaron, incluso, un fuera de juego para no tener que pitar unas manos, ¡otro penalti!, de Rüdiger. Que sí, que sí, que Trump puede comprar Groenlandia, pero el Real Madrid no puede perder dos títulos en cinco días, que no.
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Y no se inquieten, aquí no pasará nada. El Celta ya hizo un twitter irónico con un “Gaña o Real Madrid no Santiago Bernabéu”, se quejará en su preciosa Galicia, protestarán los suyos, que ya han sufrido varias de estas, y pasaremos página porque era lo que tocaba, que no se le pusiesen zancadillas a un Real Madrid que estaba tan, tan, tan, tocado, tan, tan, tan zarandeado, que solo le hubiese faltado, insisto, cinco días después del baño de Yeda, caer eliminado de la Copa del Rey.
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Miren, como suele decir un amigo mío, esto es más viejo que el hilo negro. Lo hemos visto tantas veces y nos han hecho creer desde la capital que esto no sucede nunca, que nos lo inventamos, que mejor nos lo tomamos a risa y tratamos de engañarnos a nosotros mismos como si no lo hubiésemos visto. Y, sí, ocurrió. Disfruten con Lamine Yamal.
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