2025-02-08 09:01:00
La NBA quiere liderar la expansión global del baloncesto. Tiene el talento, el dinero y las conexiones necesarias para poder hacerlo. Probablemente estamos ante el primer gran intento de una competición privada de apropiarse en cierto modo de toda una disciplina deportiva, como han podido hacer sus compañeros de la NFL, la MLB o la NHL en sus respectivos territorios.
¿La diferencia? El baloncesto sí es un deporte global, aunque no con una capilaridad homogénea al nivel del fútbol, y por lo tanto ya dispone de ecosistemas locales relevantes.
Dicho de otro modo, ya hay toda una industria económica operativa que puede percibir que la NBA es un arma de doble filo: promotor del básquet, sí, pero también una amenaza a su modelo de negocio.
La cultura corporativa
Ahora bien, ¿realmente la llegada de la liga estadounidense a Europa puede relanzar este deporte y transformarlo en una máquina capaz de facturar 3.000 millones de dólares al año?
La posibilidad está ahí, pero el comisionado Adam Silver cometería un error si en su business case no incluye cuestiones que probablemente serán su mayor obstáculo respecto a su realidad en Estados Unidos.
Empecemos por la cultura corporativa. En la NBA, los propietarios de las franquicias tienen claro que la competición está por encima de los individuales, que los techos de gasto son necesarios para que esto sea un negocio sostenible y que compartir información y buenas prácticas no está reñido con la competencia.
Y me pregunto, ¿los dueños del baloncesto europeo serían capaces de dejar atrás todas las guerras internas que hace dos años acabaron dinamitando la unión? ¿Realmente hay inversión e interés político para garantizar que haya arenas sobre los que cimentar el binomio baloncesto-cultura y que suba su popularidad?
El papel de la FIBA
Otro tema interesante es saber cómo FIBA articularía el aceptar, en cierto grado, una competición cerrada a las principales marcas de Europa tras décadas de ir frontalmente contra la Euroliga, que por nivel de los equipos, formato competitivo y cultura de gestión es lo más parecido que hoy existe a una liga estadounidense a este lado del Atlántico. Y aquí está el gran tema: cómo NBA y FIBA tratarán de seducir a las ligas nacionales y el resto de clubes sobre las bondades de su plan.
Porque, podrá subir el interés por el baloncesto y que su posicionamiento sea más mainstream, pero la realidad continuará siendo la misma. El mercado europeo de consumo no crece, envejece, y los presupuestos de marketing deberán seguir decidiendo si fútbol o lo demás. Y esa lucha son palabras mayores, incluso para la NBA.
La Liga F, granero o qué
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