2025-03-11 00:10:00
Si el fútbol es un estado de ánimo, como aseguraba Jorge Valdano con su habitual misticismo, el Espanyol demostró este lunes que está en su mejor momento del curso. Orgulloso, feliz y salvaje, el equipo blanquiazul estuvo muy cerca de tumbar por primera vez al Girona en casa (1-1). Con una victoria en las ocho últimas jornadas, el equipo de Míchel mantiene su atractiva filosofía. Le gusta el balón y domina, pero le cuesta culminar. Los hombres de Manolo González corren como fieras, saben sufrir y aprovechan su momento para matar. Así sucedió en el derbi catalán con el gol de Jofre, pero el Girona nunca se rindió y acabó llevándose un justo empate gracias a un penalti transformado por Stuani en el tramo final.
Los blanquiazules caminan con convicción hacia la permanencia. Ahora se sitúan por detrás del cuadro blanquirrojo, con dos puntos de margen sobre el Alavés, que cierra la zona de descenso. Fue claramente de menos a más el cuadro local, que decepcionó en la puesta en escena. No se repitió el desastroso comienzo de la primera vuelta en Montilivi, en el que Espanyol perdía 2-0 al cuarto de hora y 4-0 antes de la media hora, pero las sensaciones tampoco fueron positivas. Desde el pitido inicial, el Girona asumió el protagonismo, fiel a su idea de juego. Enfrente, los pericos esperaban su momento, apostando por su clásico juego directo, con transiciones rápidas y fútbol de alto voltaje en una batalla de estilos total.
El guante de Gazzaniga
Volcó su ofensiva por la izquierda el Girona, con Miguel y Bryan Gil como puñales, mientras la zaga perica se multiplicaba para evitar males mayores. Se le acumuló la faena a Kumbulla y Cabrera ante un rival en el que Arthur se estrenó como titular. Manolo repitió once por cuarta vez, desde el empate ante el Athletic hasta el pulso de este lunes, pasando por el triunfo en Vitoria y la suspensión en Vila-real con los jugadores a punto de saltar al césped.
Bryan Gil et Král luttent pour le bal dans le match de ce lundi à Cornellà. / Enric Fontcuberta / EFE
Tenía más el esférico el Girona, pero el primero en poner a prueba al meta rival fue el Espanyol con un disparo de Puado detenido por Gazzaniga. Setenta segundos después se repitió la historia en el área contraria con tiro de Yangel y parada de Joan García. Fueron acciones de escasa munición antes de la gran ocasión del capitán perico, que topó con el guante derecho de un inmenso Gazzaniga (m. 33). Así llegó el pulso al intermedio, sin goles pero con la intensidad propia de un derbi catalán en el que había algo más en juego que los tres puntos.
Milagro de Joan García y empate
La entrada final de Puado sobre Blind que causó la amarilla para el delantero justo antes del descanso fue el mejor reflejó de una pugna que aún debía ir a más. Regresó de vestuarios el Espanyol con una marcha más y un balón recuperado por Urko acabó en las botas de Jofre. El canterano avanzó con convicción y batió a Gazzaniga con un disparo raso letal. Besó el escudo el extremo y miró hacia cielo, pensando en Lluís y Cristina, sus padres fallecidos en 2022 y 2024, respectivamente.

Jofre, à côté d’El Hilali, célèbre son but contre Gérone en regardant le ciel. / Enric Fontcuberta / EFE
El tanto de Jofre causó el delirio en los 24.000 espectadores que acudieron al estadio, pero quedaba camino por delante. Míchel movió el árbol con Stuani y Portu como primeros revulsivos en busca del empate. Fue un acierto. El Girona lo intentó de todas las formas y acabó atrincherando a un Espanyol que achicaba agua como podía. Joan García evitó el empate con un milagro a tiro de Yangel Herrera, pero no pudo detener el atrevido penalti de Stuani tras un derribo de Urko sobre Tsygankov en plena agonía perica.
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