2024-09-07 18:22:47
La izquierda francesa está enfadada. El presidente Emmanuel Macron ha nombrado como primer ministro del conservador Michel Barnier, a pesar de que el partido de derechas consiguió apenas el 6% de los votos en las recientes elecciones de junio. En cambio, la coalición progresista Nuevo Frente Popular (NFP) que aglutinó a todos los partidos de izquierda para presentarse a las elecciones legislativas que convocó Macron de forma anticipada obtuvo 193 diputados de un total de 577 asientos en juego.El NFP lamenta que el presidente haya desoído sus demandas de formar gobierno al ser el primer grupo de la Asamblea Nacional.
Miles de manifestantes han salido hoy a la calle, no solo en París sino en más de 150 lugares de todo el país, en respuesta a la convocatoria de partidos, sindicatos y organizaciones de izquierdas. Los desacuerdos se trasladan también al baile de cifras: los organizadores afirmaron que unas 300.000 personas se manifestaron pacíficamente en toda Francia, 160.000 de ellas en París, aunque la policía de la capital dijo que 26.000 personas habían protestado en la ciudad.
Con el nombramiento de Barnier, de 73 años, conservador y antiguo negociador de la Unión Europea para el Brexit, Macron pone fin a dos meses de incertidumbre tras su desafortunada decisión de convocar elecciones legislativas que desembocaron en un Parlamento indeciso, y que consiguió poner en pausa gracias a la celebración de los Juegos Olímpicos en París.
Moción de censura
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El bloque de izquiedas ha confirmado que presentará una moción de censura contra Barnier en cuanto empiecen las sesiones en el Parlamento, algo que podría no ocurrir hasta octubre. Además, la Francia Insumisa (LFI), uno de los partidos fuertes de la coalición, iniciará por su cuenta el procedimiento parlamentario para la destitución de Macron – este sin el apoyo de los otros partidos de su coalición.
El líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon, fue uno de los políticos presentes en el desfile de París, que comenzó en la plaza de la Bastilla, donde señaló que ésta será “una batalla y una lucha que durará tiempo”.
La razón esgrimida por el Elíseo para elegir al candidato de derechas Barnier ha sido precisamente que esta era la única manera de asegurar que la extrema derecha de Marine Le Pen no tumbaría a su elegido con una moción de censura. Su partido Agrupación Nacional (RN) fue el bloque más votado (un 37 %, frente al 28 % de la izquierda), aunque se quedó con solo 142 escaños.
Jordan Bardella, presidente de RN, aprovechó la ocasión para insistir que el suyo es “el primer partido de Francia” en votos y en diputados, y eso significa que “no se puede hacer nada contra nosotros o sin nuestra aprobación o censura”. Bardella también se felicitó de “haber impedido que la extrema izquierda se haga con el poder”.
Por su parte, el primer secretario del Partido Socialista (PS), que no se ha sumado a las protestas en la calle, acusó en su cuenta de X a Macron de haberse puesto “bajo la tutela” de la extrema derecha al nombrar a ese primer ministro. “Macron y sus amigos habrían podido optar por no censurar al NFP, dejarlo gobernar aceptando compromisos puesto que no tenemos mayoría absoluta”, razonó Faure.
El líder socialista se enfrenta en su propio partido a las críticas de algunos barones que se quejan de que el NFP adoptó una posición de cierre hacia el macronismo para buscar un Gobierno de compromiso, y que el resultado ha sido un primer ministro de derechas.
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En esa línea está el alcalde de Ruán, Nicolas Mayer-Rossignol, que este sábado señaló en la emisora France Info que “a fuerza de querer una izquierda pura, tenemos una derecha más dura“. También se han pronunciado de forma similar en los últimos días otros dirigentes socialistas, como la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, o la presidenta de la región de Occitania, Carole Delga.
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