2024-06-22 10:03:00
Pese a que las noches son más cortas porque hay más horas de luz y contrariamente a la lógica, el verano es una estación perfecta para ver fenómenos astronómicos. Pocos, eso sí, precisamente por eso: porque al haber más luz y más horas diurnas, son más difíciles de que se produzcan.
Pero los pocos que hay suelen verse con claridad porque el verano, que dará comienzo este jueves, día 20, a las 22 horas y 51 minutos (hora peninsular española), suele estar acompañado de cielos despejados.
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Así pues, tras el cambio de estación y el solsticio de verano -el día más largo del año- llega la primera luna llena, la conocida como luna de fresa.
A finales de junio, justo un par de días después de que se haya iniciado oficialmente el verano, se producirá la primera luna del verano 2024, la llamada luna de fresa. El nombre no se debe al color, sino que tienen su origen en los nativos americanos algonquinos de Canadá, que iniciaban la cosecha de la fresa con la llegada de esta luna. La fase cien por cien llena del satélite se producirá el día 22 a partir de las 3.08 horas (hora peninsular española)y bajo el signo de capricornio.
En julio, el día 21, podremos disfrutar de la luna del ciervo desde las 12.17 horas (hora peninsular española). Y la estación acabará con dos superlunas: la del 19 de agosto (llamada del esturión, porque es la época en que los nativos de Estados Unidos pescaban con más facilidad ese pez de gran tamaño en los grandes ríos y lagos del país) y la del 18 de septiembre, llamada de la cosecha, que viene de cuando no había electricidad y los agricultores dependían de la luz de la luna para poder trabajar en la cosecha hasta más tarde.
Esta segunda superluna coincide, además, con un eclipse parcial de luna, que será visible desde América, Europa -España incluida– y África.
Durante gran parte de las noches en verano, y desde casi el comienzo del mismo, se puede ver el llamado triángulo de verano, formado por las estrellas Vega (de la constelación Lyra), Deneb (de la constelación Cygnus) y Altair (de la cnstelación Aquila). Cada una de esas tres estrellas es la principal de su constelación.
Para ver la triáda estelar, basta mirar al cielo hacia el este, donde aparecerá Vega, una gran estrella a 25 años luz del Sistema Solar. Por debajo y a la derecha se puede ver Altair, la duodécima estrella más brillante del cielo, a 17 años luz de nosotros. Al noreste, algo más elevada y para completar el triángulo, Deneb, una estrella supergigante con 20 veces la masa y unas 200 veces el radio del sol. Esta última es una de las estrellas más lejanas que pueden verse a simple vista.
El astrofísico y director del Planetario Hayden Neil deGrasse Tyson sostiene que el 12 de julio se produce el Manhattanhenge con el sol completo, una contracción entre Manhattan (distrito de Nueva York, en EEUU) y Stonehenge (Reino Unido), lugar este último donde el sol se alinea con las piedras en los solsticios.
Y como su nombre indica, se trata de eso: alineación del sol en la hora del ocaso en dirección este-oeste con las calles del trazado urbano principal en Manhattan. Es un evento que ocurre solo dos veces al año -la anterior fue el 29 de mayo- y las ubicaciones recomendadas para su visualización son las calles 14, 34, 42, 57 y 79.
Al día siguiente, tan solo se verá la parte superior del disco solar, la otra mitad quedará oculta por debajo del horizonte.
El 30-31 de julio se produce el momento álgido de la lluvia de meteoros de las Delta Acuáridas. Las Delta Acuáridas son estrellas fugaces visibles a una altura media de 100 kilómetros, y que pueden disfrutarse desde zonas de baja contaminación lumínica. La zona de donde aparentan provenir las fugaces se produce en la constelación de Acuario.
En comparación con las Perseidas, es una lluvia menos intensa en cuanto a cantidad de meteoros observados, pero al ser estos más lentos, más largos y con estelas más persistentes, pueden producir un mayor impacto visual en el observador.
Este año es bueno para ver esta lluvia, puesto que el máximo se producirá tres días después del cuarto menguante -y solo cuatro días antes de la luna nueva, que será el 4 de agosto-, con lo que habrá buena visibilidad.
La máxima actividad tendrá lugar el 31 de julio, con un pico bastante extendido, por lo que tanto la noche del 30 al 31 como la siguiente serán propicias para la observación.
El 12 de agosto, entre las 15 y las 18 horas (hora peninsular española), tiene lugar el punto álgido de otra espectacular lluvia de meteoros, las Perseidas, conocidas popularmente como Lágrimas de san Lorenzo, una lluvia de estrellas que se produce en verano como consecuencia de la entrada de cuerpos celestes en la atmósfera terrestre. El hecho de que la luna se encuentre en cuarto creciente hará que no sea un buen año para su observación.
Se conocen como Lágrimas de san Lorenzo por la proximidad del máximo de la lluvia de meteoros al 10 de agosto, día de la festividad del mártir español del mismo nombre.
En el caso concreto de las Perseidas, los fragmentos proceden del cometa 109P/Swift-Tuttle que, en un determinado momento, entran en contacto con la atmósfera de la Tierra. Aunque no se ha podido comprobar científicamente, se especula que el término Perseidas podría tener relación con la constelación de Perseo.
Las velocidades de estos meteoros pueden superar los 50 kilómetros por segundo y su tasa de actividad puede llegar a los 200 meteoros por hora. Aunque su momento de máxima actividad tiene lugar en las noches del 11 al 13 de agosto, las perseidas comienzan habitualmente a verse hacia el 17 de julio y terminan hacia el 24 de agosto.
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