2024-09-04 19:07:54
Que llueva en Cantabria no debería ser noticia, como que tampoco gane el esprint Kaden Groves con Wout van Aert fuera de combate. Pero que el tiempo vuelva loco al pelotón de la Vuelta a España y que convierta la etapa en un auténtico vía crucis no es lo que prefiere ni el corredor ni el espectador valiente que llevaba días esperando la llegada de la carrera a Santander y que se pone como si se hubiese tirado a la piscina aguardando a los ciclistas cerca del famoso Sardinero.
Apenas había dudas de que no habría novedades en la general y que Ben O’Connor conservaría la mínima diferencia de 5 segundos que lleva sobre Primoz Roglic, que también debería mantener este jueves por tierras alavesas. El viernes, en la Rioja, y con la empinada subida final a Moncalvillo la lectura de la clasificación será diferente y posiblemente el fin del reinado del corredor australiano al frente de la Vuelta.
El cansancio de la tercera semana
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Que llueva en la tercera semana cuando los músculos de los ciclistas ya están al límite es una tremenda injusticia para el pelotón y no permite recuperaciones milagrosas en días sin excesiva dificultad después del esfuerzo tremendo en el ascenso de los Lagos… y en la bajada buscando los autocares para desplazarse casi todos a Santander, tras cruzar la línea de meta y tener que descender con la lluvia golpeando en la cara. Son circunstancias que no se ven por televisión pero que marcan al corredor, como cuando hace unos años Chris Froome se fue al suelo en una bajada del Tour después de la paliza de la etapa.
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Paliza la llevan todos, pero hay un equipo que está sobresaliendo y que se llama Kern Pharma. Es la escuadra que no se arruga ante las dificultades, que ya ha ganado dos etapas con Pablo Castrillo, el nuevo héroe del ciclismo español, y que se atreven como si fuesen el mismísimo Saeco de la época de Mario Cipollini a tomar las riendas del pelotón a la caza de la escapada, porque creen y confían en su velocista catalán, Pau Miquel, porque pedalean con la fe y con la fortaleza de sentirse un bloque compacto y querido en esta Vuelta.
Miquel no gana y sólo logra ser cuarto, pero tampoco se atemoriza al medirse entre esprinters extranjeros como Groves (tres triunfos de etapa), Pavel Bittner y Vito Braet que le preceden en la clasificación de la etapa.
Al frente del pelotón
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El Kern Pharma hace los relevos con los ciclistas del Alpecin o el DSM y trabajan como si fueran los patrones de una Vuelta que los invitó a correr este año junto al Euskaltel. Cuatro equipos continentales, es decir de la segunda división ciclista, corren en España. Los otros dos son el Burgos y el Caja Rural, que disputaron la prueba el año pasado. Así ocurre estas últimas temporadas. Se alternan porque la organización no dispone de plazas suficientes para que los cuatro puedan participar.
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El Kern Pharma, inicialmente, debería esperar hasta 2026 para volver a correr la Vuelta. EL PERIÓDICO está en condiciones de asegurar que esta escuadra de alma navarra y patrocinio catalán no tiene en estos momentos cerrada la puerta de la carrera para la próxima temporada, aunque pierdan a su mejor corredor, Castrillo, que este miércoles se empleó como un verdadero gregario, sin que se le subiera a la cabeza el éxito de las victorias. Trabajó en favor de su compañero Pau Miquel a la caza de una fuga que se resistió y que formaban los corredores Jonas Gregaard, Xabier Isasa, Thibault Guernalec y Thomas Champion.
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La última curva santanderina se convirtió en una encerrona para el catalán. Ya es importante que a los 24 años recién cumplidos el corredor de Sant Quirze del Vallès muestre su valentía y velocidad en llegadas masivas. Ya lo hizo con Van Aert en acción. El ciclista belga no tiene fracturas, pero sí un profundo corte de tres centímetros en la rodilla derecha que pone serias dudas a que pueda participar en el campeonato del mundo que se celebra el 29 de septiembre en Zúrich.
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