2025-01-07 00:48:00
“Marcial Fernández era un asturiano laburante, terco y bondadoso. Y además, era mi padre. La literatura nos desunió y, en el final, nos volvió a unir”, escribió hace años en algún sitio, seguramente en una red social hoy perdida y olvidada, Jorge Fernández Díaz (Buenos Aires, 1960), el escritor y periodista argentino al que, qué cosas, le ha tocado compartir nombre y apellidos con aquel político barcelonés que aparcaba con tracción divina a las cuatro ruedas y el ángel de la guarda soplándole cómo maniobrar.
El caso es que Marcial -y no Marcelo; ya hubiese sido demasiada coincidencia- era su padre, y desde este 6 de enero, es también el protagonista de ‘El secreto de Marcial’, novela biográfica (o biografía novelada, tanto monta) con la que el autor bonaerense le ha echado un pulso a la memoria y ha acabado ganando el 81º Premio Nadal, dotado con 30.000 euros. Dos por uno y primera excursión transatlántica del galardón desde 2019, cuando el también argentino Guillermo Martínez se impuso con ‘Los crímenes de Alicia’.
Divulgación científica
Por su parte, el científico David Bueno (Barcelona, 1965) ha ganado el Premi Josep Pla, dotado con 10.000 euros, con ‘L’ art de ser humans’, un ensayo que propone un “viaje fascinante” a través del arte, la neurociencia y la educación.
Bueno, doctor en Biología y especialista en neuroeducación, es autor de títulos como ‘Educa el teu cervell’ y ‘El cervell de l’adolescent’ y ha conseguido romper con el monopolio de la narrativa en un galardón que premia por primera vez en su historia un trabajo de divulgación científica. En este caso, ‘L’ art de ser humans’, presentado al premio bajo el título de ‘Quan l’ésser humà es desperta’ y con el pseudónimo de Carro de foc, aboga por conectar ciencia y creatividad para “descubrir” al ‘homo artisticus’.
Ficción familiar
‘El secreto de Marcial’, presentada con el pseudónimo de Daniel Ocampo, supone el retorno de Fernández Dìaz a la ficción familiar después del éxito de ‘Mamá’, libro en el que noveló la vida de su madre. Ahora repite la jugada con su padre en una novela que se presenta como “la historia de un escritor que intenta entender quién fue su padre años después de su muerte”.
Antes del fallo de jurado, formado en esta edición por los escritores Inés Martín Rodrigo, Care Santos, Andrés Trapiello, Lorenzo Silva y el editor de Destino, Emili Rosales, un homanaje a Ana María Matute, ganadora del premio en 1959 y de cuyo nacimiento se cumplen cien años el próximo 26 de julio. “Hay escritoras a las que no se puede conjugar en pasado, su obra es eterna, además de contemporánea. Se adelantó al feminismo, luchó toda su vida por ser independiente y libre escribiendo, y nunca dejó de habitar esa realidad inventada en la que era más feliz”, ha glosado Inés Martín Rodrigo, ganadora del premio en 2022 y autora del prólogo de la nueva edición de ‘Primera memoria’ que Destino acaba de poner en circulación y con el que se ha obsequiado a los asistentes a la velada literaria en el Hotel Palace.
Aventura en familia
Analista político del diario ‘La Nación’ y azote primero del kirchnerismo y ahora de Milei, Fernández Díaz empezó publicando novelas por entregas junto a las páginas de sucesos y durante más de de cuarenta años ha alternado la crónica policial, el periodismo de investigación y la columna de actualidad con la novela negra, las intrigas vaticanas con cuerpo de thriller, y la comedia sentimental con país a la deriva de fondo.
Ahora, con ‘El secreto de Marcial’, da un respiro al agente Remil, excombatiente de la guerra de las Malvinas reconvertido en eminente espeleólogo de la cloacas del Estado, y a Cora, su “espía de braga y de bragueta”, para completar una suerte de díptico familiar y autobiográfico que empezó a cobrar forma hace casi dos décadas, cuando su madre le retó a convertir su vida en novela. “Si querés escribir una gran aventura, contá la mía”, le dijo.
Fue así como nació ‘Mamá’, biografía novelada de la vida de Carmina Díaz, una joven campesina asturiana que en 1947 emigró a Argentina con 15 años y acabó cambiando la miseria por la depresión. “Le prometieron que pronto se reunirían con ella el resto de la familia, pero eso nunca pasó. Se quedó sola, atrapada al otro lado del Atlántico. Nunca superó ese desarraigo”, recordaba Fernández Díaz durante la promoción de su libro más vendido, todo un fenómeno editorial desde que se publicó en Argentina en 2002 y en España en 2019.
En el nombre del padre
“Madre no hay más que una pero cada padre es un enigma y todo hijo necesita resolverlo”, desliza ahora el narrador de ‘El secreto de Marcial’, que viene a reconstruir una historia, la de su padre, que siempre tuvo para Fernández Díaz algo de interrogante. Se entiende así el título de un libro que es también la reconstrucción de una relación no siempre armoniosa que empezó a echar raíces frente al televisor, encadenando películas en blanco y negro y clásicos de John Ford, y se acabó agrietando cuando la escritura irrumpió en la vida del hijo. “Cuando mi padre descubrió que yo quería ser escritor, creyó que quería ser vago. Inmediatamente confundió la literatura con la vagancia. Y fue una sucesión, le fui rompiendo el corazón de manera sucesiva: primero ser escritor, después le dije que quería entrar al periodismo”, explicó Fernández Díaz en una entrevista.
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Antes de eso, los maratones de ‘Cine de Superacción’ fueron su toma de tierra, el único lenguaje común que lograron articular. “Mi padre intentaba comunicarse conmigo a través de las películas”, dejó dicho el novelista, entregado en ‘El secreto de Marcial’ al cruce y superposición de momentos de la vida de su padre con escenas memorables del séptimo arte.
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