2024-09-17 01:15:05
Sucedió. El plan trazado por Marc Márquez hace un año se ha cumplido. Ni siquiera hace falta apurar los siete grandes premios que restan o hacer cálculos para saber si puede ser campeón este año, para afirmar que este chico prodigioso, de 31 años, poseedor de ocho títulos, 87 victorias en 260 grandes premios, 94 ‘poles’ (récord absoluto) y 146 podios, es decir, se sube al ‘cajón’ la mitad de veces que toma la salida, ha vuelto a revolucionar el Mundial de MotoGP con su determinación, habilidad, pillería, entereza, determinación y arrojo.
Hace un año, Márquez cambió el paso de MotoGP al decidir abandonar el equipo de su vida, el ‘team’ Repsol Honda (su salida hará que la firma energética española abandone el Mundial), para subirse a una Ducati del 2023 y ponerse a prueba, tras más de tres años de viacrucis insoportable. Márquez quería saber si aún era capaz de competir, de ganar, de ser el mejor.
Jaque mate a Ducati
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Mientras culminaba su propósito, Márquez consiguió cautivar a los jefes de Ducati para que le contratasen como piloto oficial para los dos próximos años, 2025 y 2026. Y no lo hizo de una forma cualquiera, no, lo hizo en el más puro estilo Marc Márquez, desafiando las reglas del juego, asustando a la firma de Borgo Panigale, afirmando que no correría en un equipo ‘satélite’ como el Prima Pramac y que, si lo querían en sus filas, debían cambiar de caballo antes del último salto del concurso hípico.
Ducati se asustó tanto, tantísimo, que, después de haberle confirmado a Jorge Martín que sería oficial en 2025, dio marcha atrás y, en horas, en un domingo patético para los rojos, despreciaron a ‘Matinator’ y ficharon a Márquez.
En el seno del equipo Ducati no todo el mundo quería al ‘nen de Cervera’, pese a sus números, su historial y pese a haberles demostrado que con la ‘Desmosedici’ vieja podía ganar (al final lo logró, sí, de forma magistral, en Aragón y Misano) a los pilotos que conducían la ‘pata negra’ 2025.
Claudio Domenicali, el orgulloso CEO de Ducati, no quería a Márquez ni en pintura. Es más, en las Navidades pasadas, lo calificó de “piloto peligroso”, que asume demasiado riesgo y provoca caídas. Paolo Ciabatti, entonces Director Deportivo (ahora sustituido por Marco Grassilli), consideraba que su presencia desestabilizaría al equipo. Davide Tardozzi, ‘Team Manager’, sí es un fan enorme de MM93 desde que lo vio debutar en 2013 con Honda. Y Gigi Dall’Igna, el gurú de Ducati, el creador de la invencible ‘Desmosedici’, quería, por encima de todo, trabajar con Márquez. Es más, Honda estuvo a punto de contratarlo para retener a Márquez.
Ganó Dall’Igna, con un empujoncito de Audi, la casa madre (y propietaria) de Ducati. Alguien desde Ingolstadt (Baviera, Alemania) llamó a Domenicali y le insinuó que su cabeza podía correr peligro si, finalmente, Márquez acababa montado en una Aprilia o en una KTM en 2025. Y ficharon a Marc.
“Si Marc acaba fichando por Ducati, los demás pueden quedarse en casa”.
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Es evidente, cristalino, que alguien que llega a Ducati en esas condiciones, es decir, revolucionando toda la escudería, provocando discusiones serias entre los jefes, descabalgando a todo un subcampeón del mundo y, finalmente, ganando, arrasando, humillando a los oficiales con una moto vieja, se convertirá en una autentica pesadilla en 2025.
Somos muchos los que pensamos que Ducati no tiene ni idea, ni sospecha, ni intuye lo que se ha metido en casa. Ducati no ha fichado solo a Marc Márquez Alentá, se ha metido en casa al piloto más mediático desde que se jubiló Valentino Rossi. Es más, se ha metido en casa al hombre que jubiló al ‘Doctor’ y eso el mundo amarillo jamás lo olvidará. Los ‘tifosi’ nunca amarán a Márquez, pero eso le trae sin cuidado a Marc. Él hace tiempo que aprendió a ganar superando ese ruido e, incluso, ignorando a Rossi, que sigue aún con la misma cantinela.
Ducati ha fichado al mejor y, además, se lo ha quitado a las demás marcas. Ducati quiere ganar. Quiere asegurarse el título. Nadie gana tanto y tan espectacularmente como Márquez. Y eso lo sabe también ‘Pecco’ Bagnaia, que tiene una vida la mar de placentera junto a Enea Bastianini, menos ‘bestia’ que nunca. El buenismo de Bagnaia ya ha empezado a cambiar. Este año ya ha perdido la compostura en más de una ocasión. Por ejemplo, muy recientemente, con Àlex Márquez, con quien se disculpó. Sabe que le esperan dos años de sufrimiento.
A su lado no solo estará aquel que busca convertirse en el mejor de la historia, aquel que tiene un plan para volver a ser campeón y empatar ¡vaya que sí! a nueve títulos con Rossi. Márquez no hace prisioneros. Márquez no es solo el piloto más ganador y con mejores números de la parrilla de MotoGP. Márquez es toda una multinacional. Márquez posee su propia empresa de representación (Vertical), su propia compañía de entretenimiento, su propia productora, el mejor equipo de video y fotografía del circuito, el control de las redes sociales…Márquez es El Corte Inglés de las motos. Márquez lo tiene todo.
Lo que pierde Ducati
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Por fichar a Márquez, Ducati ha perdido a tres grandísimo pilotos: Jorge Martín se va a Aprilia y Enea Bastianini y Marco Bezzecchi correrán para KTM. Y ha perdido al equipo Prima Pramac, de Paolo Campinoti, uno de los italianos con mejores contactos en las altas esferas del país de la bota.
Solo un dato: Ducati ha recibido cientos de peticiones de medios de comunicación del mundo entero para acudir, este invierno, a la presentación del equipo en Madonna di Campiglio. Están desbordados. Solo ese dato ha disparado las alarmas en la fábrica de Borgo Panigale, que, repito, no tiene idea de la dimensión de ese fichaje. Y esto, aún no ha empezado.
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Y es que, como dijo el veterano británico Cal Crutchlow, “si Marc acaba fichando por Ducati, los demás pueden quedarse en casa”.
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