2024-08-11 11:00:50
Con influencers y trols como soldados, y con armas como memes, chistes, bulos y noticias reales, las redes sociales son una trinchera más de la guerra entre Rusia y Ucrania. Con los NAFO (las siglas en inglés de “Organización de Colegas del Atlántico Norte”), activistas y bots del lado de Kiev y de nostálgicos de la URSS, conservadores y granjas de provocadores del lado de Moscú, la guerra también se libra en el ciberespacio.
La ofensiva contra Ucrania viene de lejos. La guerra informativa “comenzó incluso antes de 2014, año en el que empezó la guerra del Dombás“, explica Yevhen Fedchenko, editor jefe de la organización de verificación Stopfake, a EL PERIÓDICO. Las campañas difamatorias de esa época ya buscaban retratar a Ucrania como un país disfuncional y fascista a ojos de los ciudadanos de otros países, principalmente de los ciudadanos rusos y occidentales, magnificando cualquier incidente relacionado con la extrema derecha ucraniana o tergiversando la realidad.
Sin embargo, de cara al público interno ucraniano, el objetivo era más bien desinformar para desestabilizar. “Para ello contaban con medios locales afines, pero que servían a los intereses de Moscú, algo que ahora se calcó en países europeos” asegura. Justifica que para los públicos de cada país “los medios nacionales gozan de más credibilidad que los de fuera”, algo que hacía más interesante para el Kremlin buscar portales y canales afines fuera de sus fronteras para dotar su discurso de mayor visibilidad. Para responder al flujo de información contra Ucrania y sus intereses, al otro lado de la trinchera digital algunos usuarios empezaron campañas de activismo para contrarrestar los envites de la maquinaria de propaganda rusa.
Memes y noticias contra el Kremlin
[–>
“El humor y la sátira también son importantes para otras audiencias y para la cobertura de la guerra”, remarca Fedchenko, refiriéndose al enfoque del conflicto con Rusia adoptado por cuentas como los miembros de NAFO. Al poco de empezar la invasión rusa de Ucrania, muchos usuarios decidieron organizarse para formar parte de esta suerte de guerrilla digital. Usando fotomontajes con la cara del perro Shiba Inu como imágenes de perfil, una legión de usuarios tanto públicos como anónimos plantaron cara al relato ruso. Sus objetivos principales son la difusión de noticias y comentarios críticos, pero también de memes que ridiculizan a Rusia y de comentarios con los que se mofan de usuarios prorrusos.
Uno de los más conocidos en el mundo hispanoparlante es Martín Tuitero. El usuario detrás de este perfil en X (antes Twitter) cuenta a EL PERIÓDICO que su activismo en las redes empezó incluso antes de que se creara el movimiento NAFO. “En mi caso tenía la completa seguridad del éxito ucraniano frente a la narrativa dominante de una invasión rápida y una victoria aplastante”, cuenta, remarcando la importancia de este frente digital. “Estamos ante una guerra híbrida en que las acciones militares son tan solo una parte de la estrategia rusa, un soporte de la narrativa con la que pretende alcanzar su objetivo de desestabilización y debilitamiento de nuestras sociedades”, argumenta.
Desestabilizar tanto Occidente como Ucrania es uno de los elementos de esa guerra híbrida, en la que el activista incluye “la creación de amenazas energéticas, promoción de flujos migratorios ilegales, apoyo a fuerzas políticas disgregadoras y totalitarias”. “El derribo del (avión comercial) MH17 en 2014 o la masacre de Bucha en 2022 son solo dos ejemplos en los que Rusia usa desinformación guionizada para crear confusión y desconfianza”, argumenta.
Sobre la guerra informativa, Fedchenko cree que “es más efectiva que las armas rusas” y considera que ha tenido mucho éxito particularmente en el llamado Sur Global, es decir, en África, América Latina y Asia, continentes donde Rusia ha buscado minar el prestigio y los intereses tanto de Estados Unidos como de la Unión Europea. Sin embargo, el mismo editor señala que el trabajo más importante que hacen NAFO y otros activistas es el de “mantener el foco en Ucrania, a veces incluso sustituyendo a los medios tradicionales”.
Contra la OTAN
[–>
Para luchar contra el relato de Ucrania y de la OTAN en Internet, miles de usuarios se colocan frente a sus teclados dispuestos a plantar cara. Una de las herramientas clave para esta campaña contra Kiev fueron las llamadas granjas de troles. No eran otra cosa que edificios donde trabajadores remunerados se dedicaban a condicionar el relato en redes sociales a favor de los intereses de quiénes pagaban la operación. Uno de los grandes actores del sector era Yevgueni Prigozhin, el fallecido “cocinero de Vladímir Putin” y jefe del grupo paramilitar Wagner, quien en su día llegó a explicar que el objetivo de estas operaciones consistía en “contrarrestar la propaganda occidental e influenciar otros países” como EEUU, Alemania o Francia.
[–>
Además de los trols anónimos y bots, también hay decenas de usuarios que por afinidad ideológica al Kremlin o por animosidad hacia la Alianza Atlántica participan en la guerra de las redes. Uno de los más conocidos es el exmilitar español Pedro Baños, especialmente activo en la esfera digital y que cuenta con su propio canal de Youtube. Su retórica, abiertamente contraria a los “anglos” (anglosajones), repite los mantras del oficialismo ruso e incluso da voz a exmilitares españoles que sirven en el frente junto al ejército ruso. Él y otros 178 focos emisores de propaganda, fueron identificados recientemente por expertos del Ejército de Tierra español y forma parte de lo que el presidente del Gobierno Pedro Sánchez tildó de “injerencia extranjera“.
#tranchée #numérique #guerre #entre #Russie #lUkraine #résonne #loin #front
1723366506