2024-03-06 15:29:01
Haití ha entrado en otro de sus ciclos de caos y violencia extrema. Hasta el punto de que el país caribeño se encuentra a puertas de una “guerra civil”, tal y como se ha encargado de dejar claro el poderoso jefe pandillero Jimmy Cherizier, apodado ‘Barbecue’, cabecilla de una de las múltiples bandas de delincuentes ‘de facto’ controlan el país. Ahora, todas se han unido con el objetivo de derrocar al Gobierno del primer ministro Ariel Henry, en el poder desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021. La escalada de violencia es tal que el Consejo de Seguridad de la ONU tiene prevista este miércoles una reunión de urgencia para abordar la crisis.
Tras el asesinato del presidente Moïse en el 2021, el primer ministro Henry se convirtió en el máximo cargo del pais con el límite en el recién terminado mes de febrero, momento en el que deberían haberse convocado elecciones. La convocatoria quedó pospuesta hasta el año 2025, como máximo. Este retraso hizo estallar a las bandas armadas que, otrora rivales, han decido unirse con el objetivo de que el primer ministro dimita.
El aeropuerto, la academia de policía, las prisiones -de las que han logrado evadirse miles de delincuentes- han sido las infraestructuras escogidas por los pandilleros para sembrar el caos en el país, hasta el punto de que el Gobierno decretó el último fin de semana de febrero el estado de emergencia y toque de queda. Todo ellos en ausencia del primer ministro, que viajó a Kenia a principios de mes, para ultimar con las autoridades los detalles del despliegue de la misión multinacional autorizada por las Naciones Unidas y que el país africano se ofreció a liderar. Aún no ha regresado al país, se encuentra en Puerto Rico. Diversas fuentes apuntan a que no ha aterrizado en Puerto Príncipe por la situación de inseguridad en el aeropuerto.
Hedor a muerte
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El número de fallecidos y heridos en este contexto de violencia aumenta a día que pasa. Oenegés como Médicos Sin Fronteras (MSF), alertan de que ha aumentado considerablemente el número de heridos -muchos de ellos mujeres, niños y personas de edad avanzada- que necesitan ser atendidos por sus equipos.
Hedor a muerte, fuertes tiroteos, saqueos, enfrentamientos con la policía, secuestros e incendios provocados marcaron el martes la jornada en Haití, en la que cientos de personas tuvieron que abandonar los campos de desplazados y sus viviendas para evitar convertirse en víctimas de unas bandas armadas que imponen el terror en el país.
Una jornada más de secuestros, en la que hombres fuertemente armados irrumpieron en las dependencias de la Congrégation Saint-Joseph de Cluny, de la comunidad de Madeline, secuestrando a tres religiosas, algunas extranjeras, según confirmó la Conferencia Haitiana de Religiosos (CHR).
El centro de la ciudad huele a muerte. Los alrededores de la prisión civil desprenden un hedor nauseabundo a cadáveres en descomposición, algunos carbonizados y otros devorados por los perros. Además, el martes las escuelas y las universidades estuvieron de nuevo cerradas, al igual que algunas instituciones privadas y públicas ante la violencia que existe en especial en la zona metropolitana de Puerto Príncipe, pese al estado de emergencia y al toque de queda decretado el domingo pasado por el Gobierno por 72 horas prorrogables en el departamento del Oeste, donde está la capital.
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