2025-01-12 07:01:00
Unas horas después de que Juli Guiu, ya exvicepresidente de marketing del Barcelona, decidiera dormir con la conciencia tranquila y anunciara su renuncia al cargo para descuartizar la euforia de la junta directiva de Joan Laporta tras conseguir la cautelar por Dani Olmo y Pau Víctor, uno de los que en su día también se apartó del órgano de gobierno susurró a este diario: «Hay que llevarse medio bien con el Real Madrid. Porque los intereses son comunes».
Es esa una dualidad sólo interpretable en los despachos y en los reservados, pero pocas veces visible ante el escaparate mediático. Es la misma que ha permitido a Laporta quien sabe si salvar incluso su mandato a poco más de un año de que toque convocar elecciones a la presidencia. Por mucho que el actual mandatario azulgrana pueda achacar buena parte de los males que acechan al club al «madridismo sociológico», término que él mismo acuñó cuando acechaba el ya añejo caso Negreira.
Un exdirigente azulgrana con buenas conexiones en Madrid asume que Florentino Pérez, más allá de agradecer a Laporta que nunca le dejará tirado con el proyecto de la Superliga, continúa priorizando su guerra particular contra Javier Tebas. «Todo lo que sea desgastar a Tebas, va bien», admite dicha fuente. De hecho, el presidente de LaLiga apuntó –aunque sin nombrarlo– a Florentino como uno de los responsables de que el Consejo Superior de Deportes (CSD) permitiera temporalmente la reinscripción de Olmo y Pau Víctor antes de que la patronal decidiera este viernes acudir a la justicia ordinaria para volver a retirar dichas licencias.
Pacto de silencio
En el Madrid se ha impuesto un pacto de silencio que están cumpliendo dirigentes, entrenador y jugadores casi a rajatabla. Ni siquiera Real Madrid TV, siempre tan beligerante en las escaramuzas públicas que tienen que ver con los arbitrajes y el Barça, ha bajado al barro.
Ello permitió que la jornada previa a la disputa este domingo de la final de la Supercopa de España en Yeda (Arabia Saudí) fuera plácida y que Olmo y Pau Víctor pudieran vivir las horas previas a volver a enfundarse en chándal de su equipo con la calma que tanto ansiaban. Incluso Florentino Pérez, siempre hábil en los gestos públicos y en las fotografías que se toma, envió a Emilio Butragueño al encuentro organizado por la Federación Española (RFEF). Ya se sentará este domingo en uno de los tronos del palco King Abdullah Sports City. Sillones blancos que ya probó Laporta el pasado miércoles después de celebrar la resolución del CSD con alboroto y a golpe de ‘botifarra’, comportamiento que no le costará expediente alguno por parte de un Rafael Louzán que no quiere líos. Este sábado, en el ‘pesebre’ federativo, se mostró Laporta mucho más calmado. Incluso se permitió valorar los últimos días, aunque de manera todavía críptica: «Todo podría haberse evitado si se hubieran hecho las cosas de otra manera».
Los asiento del Spotify Camp Nou
Ansía el presidente azulgrana que el balón, como ha ocurrido tantas veces en la historia del club, afloje la soga institucional. Y qué mejor que acicalar con un triunfo ante el Real Madrid un torneo menor como la Supercopa, pero que acostumbra a dejar cicatrices. No convendría una herida deportiva antes de que el martes comparezca Laporta ante los periodistas en la Ciutat Esportiva Joan Gamper para explicar su versión del caso Olmo y concretar a qué empresas árabes ha vendido –y con qué comisionistas– parte de los asientos VIP del futuro Spotify Camp Nou que ha permitido corregir el fair play económico –«no me sé los nombres», dijo esta semana al periodista de RAC1 Jordi Basté la portavoz de la junta, Elena Fort.
Por un rato los focos estarán puestos sobre Hansi Flick, que tendrá que decidir, primero, si le conviene alinear ya como titular a Dani Olmo en el clásico o si, tal y como insinuó en su comparecencia de prensa previa, le sigue dando cuerda a Gavi tras su gran semifinal ante el Athletic. El menudo centrocampista marcó y asistió en el triunfo con los de Ernesto Valverde, y podría estabilizarse junto a Marc Casadó y Pedri.
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Carlo Ancelotti, mientras, tendrá que demostrar que ha resuelto los enigmas con el fuera de juego y la defensa adelantada que le planteó Flick en último clásico de Liga en el Bernabéu (0-4), partido del que salió tocado un Mbappé que, desde entonces, ha subido el nivel. Aunque la atención la acapara en el bando blanco Vinicius. Expulsado en Mestalla y sancionado con dos partidos, puede disputar una Supercopa en la que nada es lo que parece.
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