2024-10-01 01:01:19
Los móviles de los socios y simpatizantes del Barça de Dignitat Blaugrana, Compromissaris FCB, El Senyor Ramon (¡qué gran nombre, por Dios!), Seguiment FCB, Un Crit Valent y Transparència Blaugrana echaban humo ¡humo! Los culés se llamaban tontos y bobos entre ellos, “pues teníamos que haber hecho un comunicado de 25.000 caracteres y no de 19.000, de 14 folios y no de 9”. Ellos fueron los primeros que se dieron cuenta ayer de que les habían tomado, de nuevo, el pelo.
Esta buena gente no descarta, esta misma semana, volver a salir a escena, posiblemente para pedir la dimisión de Joan Laporta y todos sus familiares, amigos y recomendados y la convocatoria de elecciones. Ya ni les cuento como están en los cuarteles generales ¡porque ya hay cuarteles generales! de los equipos de Victor Font, que jamás ha invernado, Joan Camprubí y Jordi Termes.
Y es que, pese a intentar un nuevo ejercicio de trilerismo, pese a que la primera intención de los medios de comunicación ‘amigos’ fueron unos titulares esperpénticos en la línea de “buenas noticias: el Barça gana 12 millones”, lo cierto es que el titular que, finalmente, acabó imponiéndose, porque no podía ser otro, fue “el Barça perdió 91 millones de euros la pasada temporada”.
Ridícula aparición
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Hace falta valor, mucho valor, por no decir otra cosa, para presentarse, después de meses de silencio, ante la opinión pública y los 143.086 propietarios o socios del Barça como hizo no hace mucho Joan Laporta y vanagloriarse de que el club arrojaría un balance positivo de 12 millones de euros de beneficios “ordinarios” ¡¡¡menudo timo!!! y, a los pocos días, todo el mundo se entera que el Barça, el de Laporta y su camarote, perdió (como poco) 91 millones de euros la pasada temporada.
Es evidente, cristalino, transparente, que los grupos de oposición o, simplemente, los socios inquietos y leales al Barça tienen la sensación de haberse quedado cortos con 19.000 caracteres y 9 folios de denuncias e incumplimientos.
Hace unos días, Joan Laporta se presentó ante la opinión pública asegurando que el Barça arrojaría unos beneficios (dijo “ordinarios”, más trilerismo) de 12 millones de euros y, ahora, se ha sabido que ha perdido 91 millones, aunque algunos elevan la cifra a 102
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Laporta se atrevió a hablar de beneficios, sean “ordinarios” o lo que sean, cuando, en realidad, ha perdido 91 millones de euros. Cuando el año pasado presentaron el presupuesto, hablaron de que ganarían 11 millones y han perdido 91. Es decir, la desviación es de 102 millones de euros, que son, en realidad, los que se han perdido.
Todo parece indicar que la auditora Grant Thornton, que, el año pasado, bendijo el agua que le ofrecieron, ya no se cree los planes de negocio del Barça, aunque, tal vez, eso le cueste perder el cliente. Es evidente que la persistencia en hablar de beneficios ordinarios, un trilerismo más del laportismo, es una manera de maquillar un fracaso portentoso.
Por eso y por muchos otros temores, la junta no ha sido capaz, todavía, de anunciar cuando será la asamblea de compromisarios. Por eso y por muchos otros temores, la junta no permitirá que sea libre y abierta a todos los compromisarios, pese a que Laporta se comprometió, en el último aquelarre de socios, que así sería. Por eso y por muchos otros temores, el club ha tenido la desfachatez, llamemos las cosas por su nombre, de no presentar el presupuesto de esta temporada, pero sí asegurar que se ganarán cinco millones de euros. Esperpéntico, en serio.
Y mientras Joan Laporta y su camarote continúan dirigiendo el club hacia la ruina, pese a anunciar que lo están salvando, sus amigos, entre ellos el poderosísimo representante portugués Jorge Mendes, tiene el mismo atrevimiento que el presidente azulgrana y se publicita con la contratación del niño Adam Qaroual, de 12 años, el ‘Jackson 5’ de La Masía.
Mendes, sus socios, amigos y comisionistas han entrado en plan arrollador en la cantera azulgrana y todo parece indicar que les han dado manga ancha para conseguir todo lo que quieran, haciéndose con los servicios de aquellos niños y jóvenes que, en otras épocas, el club trataba de que fuesen asesorados y dirigidos por representantes locales, catalanes y barcelonistas de corazón.
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Es decir, buena gente, cuyo principal objetivo no era otro que velar por la progresión del chico y trabajar para que jamás se fuese del Barça y acabase triunfando en el Camp Nou. Es evidente que esa no es, ni mucho menos, la prioridad de Jorge Mendes, cuya fortuna se basa, no en la progresión y felicidad del niño sino en tratar de moverlo, de venderlo, tantas veces como sea posible para llevarse jugosas comisiones. Eso o, de quedarse en el Barça (ese es el gran temor que puede producirse con Lamine Yamal, que cambió a Iván de la Peña por Mendes), pedir renovaciones de contrato cada año o año y medio, como ya ocurriera con Leo Messi.
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