2024-06-11 00:06:58
Eran quienes acumulaban más nominaciones y al final se confirmaron como los grandes ganadores de la noche. La banda cartagenera de rock Arde Bogotá, con seis premios, entre ellos algunos de los más importantes como mejor canción, álbum o artista del año, se han impuesto este lunes en unos primeros y descafeinados Premios de la Academia de la Música de España, los que suponían la puesta de largo de una institución llamada a aunar las voluntades de la industria musical en nuestro país. Les siguieron de cerca más hombres, La Plazuela, con cuatro galardones, e Iván Ferreiro y C. Tangana con tres, en una gala en la que hubo mucha presencia femenina pero más vencedores masculinos. Silvia Pérez Cruz, la segunda artista con más nominaciones y que se fue finalmente con otros tres premios, fue la mujer más premiada.
Arde Bogotá confirmaron el fenómeno en el que se han convertido en los últimos tres años, un trayectoria meteórica -hasta el punto de que esta noche se seguían haciendo con el premio al mejor Nuevo Artista- que les convirtió casi desde sus comienzos en una de las bandas más buscadas por los festivales y con canciones que reiteradamente se han situado como las más escuchadas. Este lunes por la noche salieron tantas veces a recoger premios que todos los componentes tuvieron la ocasión de hacer parlamentos individuales para cada uno de ellos, como si supieran de antemano que iban a contar con tantos galardones y lo tuvieran preparado. Los cuatro músicos aprovecharon para acordarse de sus familias, de su ciudad natal, para poner de manifiesto su incredulidad por los premios conseguidos o para que uno de sus miembros evocase, al recibir el premio al Mejor Álbum de Rock, cuando siendo apenas un chaval ensayaba en el sótano de la pandería de su tío canciones de Metallica.
No muy lejos de Arde Bogotá se situaron La Plazuela, dúo granadino de electrónica con influencias fuertemente flamencas que se hicieron con cuatro premios: los de Mejor Álbum de Música Electrónica, Mejor Canción Alternativa, Mejor Álbum de Música Alternativa y Mejor Canción de Fusión / Interpretación Urbana. Fue una noche, en general, bastante aflamencada, que demostró la vigencia que esta música de raíz tiene ahora mismo entre las generaciones más jóvenes y su potencial para fundirse con otros estilos: además de en sus propias categorías o en los premios de los granadinos, hasta en la de mejor álbum folclórico, dominada por los candidatos de este género, se impuso una cantaora como María José Llergo.
Si Arde Bogotá y La Plazuela encarnan el relevo natural entre los grupos de más éxito de la música española, dos artistas veteranos, muy respetados y de trayectorias tan consolidadas como Iván Ferreiro y Silvia Pérez Cruz demostraron que todavía siguen ahí, facturando buenos discos que encuentran el respaldo del público. El primero se hizo con los de Mejor Álbum Pop/Rock, Mejor Canción Pop Rock y Compositor del año, un premio algo dudoso en la medida que lo conseguía por una canción donde apenas pone una voz con escasa melodía a la reinvención que Max Richter hizo de un movimiento de las ‘Cuatro estaciones’ de Vivaldi. Silvia Pérez Cruz, por su parte, se llevaba los de Mejor Canción en Catalán/Valenciano/Aranés, Mejor Diseño de Álbum y Mejor Álbum Cantautor. Al recibir este último, el más importante de los suyos, se lo dedicó a su hija Lola, recordando la lucha que ha supuesto para ella “poder ser músico y ser madre”, y animándola a que “luche por encontrar su forma de explicar las cosas y, si no la encuentra, que se la invente. Por la imaginación”, remataba. Al madrileño C. Tangana, en cambio, no se le pudo escuchar, porque no acudió a una gala en la que se hizo con los premios a Mejor Videoclip, Mejor canción en gallego o bable y Mejor Canción Rap o Hip Hop por ‘Estrecho / Alvarado’.
Unos premios con poco relumbrón
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Los primeros premios de la Academia de la Música de España se presentaban este lunes sin pena pero sin tampoco demasiada gloria en el Palacio de Congresos de IFEMA, en Madrid. La prensa de relieve acreditada era escasa, no había ningún tipo de retransmisión televisiva (ni un streaming por redes) y, por lo que se podía ver en los aledaños del auditorio, tampoco entre el público de la capital había demasiado interés. La entrada al edificio aparecía desangelada, con una veintena escasa de chavales muy jóvenes esperando la llegada de algún famoso. En la acera no había ni seguridad, ni fotógrafos, ni nada que se pareciera a una alfombra roja. Poco glamour a la vista. Era dentro donde se situaba un photocall por el que iban pasando los músicos en un caos en el que se cruzaban los que llegaban de la calle, los que salían de la sala durante la primera parte de la entrega y los que simplemente no sabían muy bien a dónde iban o qué hacían.
Se comentaban más las ausencias que las presencias. A la gala no acudieron algunas de sus estrellas principales: no estaba Quevedo, no estaba Aitana y no estaba C. Tangana. No estaba ni siquiera Luis Cobos, el presidente de esta nueva Academia y promotor principal de los premios, que saludaba con un vídeo porque se encontraba fuera de Madrid por motivos profesionales. Se echaba de menos también a alguno de los miembros más insignes de la Junta Directiva de la institución, al menos en el capítulo de los artistas: no había ni rastro de Alejandro Sanz, de Manuel Carrasco o de Luz Casal, por ejemplo.
A pesar de ese viento en contra, el cuarteto de presentadores hacía lo posible por mantener el entusiasmo. El comunicador Johann Wald abría la parte principal de la gala diciendo que “la música en España goza de una salud envidiable”, la actriz Abril Zamora anunciaba una noche “emocionante” y el locutor Ángel Carmona pedía disculpas de antemano si algo no salía bien, porque al fin y al cabo, era la primera vez que se celebraba la ceremonia.
La cuarta presentadora, la artista Andrea Guasch, fue quien mencionó que “nuestro país se merecía una Academia de la Música y por fin la tenemos”. Saludaba así la iniciativa de un sector de nuestra industria cultural que quiere ponerse a la altura de otros que ya cuentan con organismos semejantes, como el del cine. La Academia se presentó el pasado mes de enero, con Cobos como presidente y con el objetivo de construir una institución que pudiera hacer hablar al sector con una sola voz, defender sus intereses y también, como en esta jornada, celebrar sus éxitos. Los premios parecen una demostración de que la cosa va en serio, una tarjeta de visita para empezar a captar posibles entradas de ingresos, aunque la gala finalmente haya quedado algo deslucida, como si los premios se hubieran concebido de una manera algo apresurada y cuando apenas se conocen otras actividades de la nueva institución.
Las complejidades del universo musical, con sus diferentes géneros y tribus, han quedado plasmadas en la estructura de los galardones y en la propia escaleta de su ceremonia de entrega. Este lunes, entre las 18:15h y las 19:45 se celebraba una parte exprés con nada menos que 30 galardones. Ahí entraban los considerados menos populares o masivos: categorías como las correspondientes a la música clásica, el jazz, la electrónica o las bandas sonoras; premios ‘técnicos’ como los de mejor ingeniería de grabación, arreglo, diseño de álbum o evento del año, y los de las lenguas cooficiales.
Curiosamente, la música urbana, la que más estadios está llenando últimamente, y las de música pop y pop/rock, es decir, las del ‘mainstream’ de toda la vida, también tenían en esta franja sus premios específicos (a álbum y canción), si bien eran los artistas de esos géneros los que copaban buena parte de la franja ‘dorada’ de la gala, la que se celebró entre las 21 y las 23h y en la que se entregaron los 13 premios más importantes, con canción, álbum y artista del año como cenit. Fue esta la que estuvo salpicada de actuaciones musicales y donde hubo unas entregas y discursos algo más historiados. La abrió Mikel Izal , que luego se haría con el premio a la Mejor Canción Pop, interpretando un clásico de Antonio Vega, ‘Tuve que correr’, y la cerró Iván Ferreiro con el tema que le ha dado el premio a mejor compositor.
En una gala sorprendentemente ágil y que llegó a terminar antes de la hora prevista, por el escenario desfilaron consagrados como José Mercé -reseñable su comentario de que “ya era hora de que volvieran otra vez los premios de la música, no sé a quién se le ocurrió quitarlos de en medio”, cuando los que hubo hasta 2012, iniciativa de la SGAE, acabaron como el rosario de la aurora-, Jorge Drexler, Coque Malla (presentando y recibiendo premios), Pasión Vega o unos casi al borde de la jubilación Nacho García Vega y Sabino Méndez que salían a dar el premio al Mejor Nuevo Artista. Israel Fernández, Blanca Paloma o María José Llergo encarnaban en cambio el relevo en nuestro ‘establishment’ musical.
Entre los ganadores de premios a priori menos importantes o glamurosos, destacar los dos que se llevó ‘The Chick Corea Symphony Tribute’, homenaje al gran pianista de jazz americano a cargo de la Orquesta de la Diputación de Alicante (ADDA) dirigida por Josep Vicent y con el apoyo de músicos insignes como el clarinetista Paquito D’Rivera o el trompetista David Pastor. El hiperactivo y prestigioso festival madrileño Noches del Botánico se hizo con el premio al Mejor Evento, Raül Refree un esperado galardón a la Mejor Banda Sonora por la de todo un hit televisivo del año como ‘La Mesías’ y Leiva se llevó el de la Mejor Gira, el único en el que competía.
No faltó el momento ‘in memoriam’, que sirvió para recordar que ha sido el curso en el que nos hemos despedido de Concha Velasco o María Jiménez, las más aplaudidas, pero también de Carmen Sevilla, el locutor Pepe Domingo Castaño, la fotógrafa Colita, el productor musical Rafael Moll, el periodista Carlos Tena, o el miembro de El Columpio Asesino Daniel Ulecia. Fue el momento triste de una noche en general alegre y celebratoria, como no podía ser de otra manera, pero donde la emoción no llegó a invadir en ningún momento un Palacio de Congresos frío y a medio gas. Veremos qué sucede el año que viene.
Ganadores de los Premios Nacionales de la Música
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– Artista del año: Arde Bogotá.
– Álbum del año: ‘Cowboys de la A3, de Arde Bogotá.
– Canción del año: ‘Los Perros’, de Arde Bogotá.
– Compositor del año (canción): Iván Ferreiro, por ‘En las trincheras de la cultura pop’.
– Mejor nuevo artista: Arde Bogotá.
– Mejor álbum de pop tradicional: ‘Desbarajuste piramidal’, de El Último de la Fila.
– Mejor canción pop: ‘El Paraíso’, de Mikel Izal.
– Mejor álbum pop: ‘Bellodrama’, de Ana Mena.
– Mejor canción pop/rock: ‘En las trincheras de la cultura pop’, de Iván Ferreiro.
– Mejor álbum pop/rock: ‘Trinchera Pop’, de Iván Ferreiro.
– Mejor canción de rock: ‘Los Perros’, de Arde Bogotá.
– Mejor álbum de rock: ‘Cowboys de la A3’, de Arde Bogotá.
– Mejor canción alternativa: ‘Péiname Juana’, de La Plazuela.
– Mejor álbum de música alternativa: ‘RONEO FUNK CLUB’, de La Plazuela.
– Mejor canción cantautor: ‘Para Vivir’, de El Kanka.
– Mejor álbum cantautor: ‘Toda la vida, un día’, de Silvia Pérez Cruz.
– Mejor canción urbana: ‘miamor’, de Aitana & Rels B.
– Mejor álbum de música urbana: ‘Donde quiero estar’, de Quevedo.
– Mejor canción de rap/hip hop: ‘Estrecho / Alvarado’, de C. Tangana.
– Mejor canción fusión/interpretación urbana: ‘Péiname Juana’, de La Plazuela.
– Mejor canción de música electrónica: ‘Los Ángeles’, de Aitana.
– Mejor álbum de música electrónica: ‘RONEO FUNK CLUB_REMIXED’, de La Plazuela.
– Mejor álbum folclórico: ‘Ultrabelleza’, de María José Llergo.
– Mejor tema/canción de flamenco: ‘Al Tercer Mundo – Bulería’, de Israel Fernández, Diego del Morao y Pional.
– Mejor álbum de flamenco: ‘Pura Sangre’, de Israel Fernández.
– Mejor álbum instrumental: ‘The Chick Corea Symphony Tribute’, de ADDA SINFONICA, Josep Vicent y Emilio Solla.
– Mejor álbum de jazz: ‘The Chick Corea Symphony Tribute’, de ADDA SINFONICA, Josep Vicent y Emilio Solla.
– Mejor obra/composición clásica contemporánea: ‘Aleluya’, de Juan Antonio Simarro.
– Mejor álbum de música clásica: ‘Corregidor & Sombrero’, de la Orquesta Filarmónica de Málaga.
– Mejor canción en catalán/valenciano/aranés: ‘Ell no vol que el món s’acabi’, de Silvia Pérez Cruz.
– Mejor canción en euskera: ‘Aralarko dama’, de ZETAK.
– Mejor canción en gallego/bable: ‘Oliveira Dos Cen Anos’, de C. Tangana.
– Mejor canción/tema de BSO, serie o publicidad: ‘El amor de Andrea’, de Vetusta Morla y Valeria Castro.
– Mejor álbum de BSO, serie o publicidad: ‘La Mesías’, de Raül Refree.
– Productor del año: Coque Malla y José Nortes por el álbum ‘Aunque estemos muertos’, de Coque Malla.
– Mejor ingeniería de grabación de un álbum o canción: ‘Boicot’, de Alizzz.
– Mejor arreglo: ‘El Sabio’, de Tomatito.
– Mejor diseño de álbum: ‘Toda la vida, un día’, de Sílvia Pérez Cruz.
– Mejor videoclip musical: ‘Oliveira dos cen anos’, de C. Tangana.
– Mejor vídeo musical de larga duración: ‘Bailando hasta el Apagón’, de Vetusta Morla.
– Mejor evento del año (festival, ciclo, gala, concierto solidario etc): Noches del Botánico.
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– Mejor gira: ‘Cuando te muerdes el labio’, de Leiva.
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