2025-01-28 17:16:00
Ana Peleteiro compitió por última vez el 3 de agosto en París, en aquella final olímpica a la que llegó cargada de ilusión y de la que salió con un amargo sexto puesto que ha estado masticando durante los últimos meses mientras en su cabeza se agolpaban las ideas. Una digestión dura que ha venido acompañada de un intenso análisis que desembocó finalmente en un cambio radical en su forma de trabajar.
Este viernes, 31 de enero, la triplista gallega regresa a la competición para iniciar una nueva temporada en pista cubierta con vistas al Europeo y Mundial bajo techo. La localidad francesa de Miramas, al norte de Marsella, alumbrará el nacimiento de una nueva Ana Peleteiro y comenzará a ofrecer respuestas después de que la saltadora tomase la decisión de transformarlo todo: nuevo entrenador, nuevo lugar de trabajo y nueva técnica de salto. A sus 29 años (en diciembre entrará en la treintena) Ana ha decidido dar el más complicado de los saltos.
Después de los Juegos Olímpicos la primera gran decisión que tomó Ana Peleteiro fue abandonar Guadalajara, el lugar en el que se instaló en 2016 para integrarse en el grupo de trabajo que dirige Iván Pedroso en el complejo Fuente de la Niña de la localidad manchega. El cubano recondujo la carrera algo extraviada de la gallega y la instaló con regularidad en la élite mundial: seis medallas en Mundiales y europeos (dos de ellas de oro) y el bronce olímpico en Tokyo 2021. La decisión de marcharse con Pedroso estaba amortizada de sobra. Pero el último ciclo olímpico se le hizo duro a Peleteiro que fue madre de Lúa y que sentía la necesidad (confesada por ella en no pocas ocasiones) de ver crecer a la niña en el mismo entorno en el que lo hizo ella, en su Ribeira natal. La creación de un módulo cubierto en esa localidad gracias a los casi tres millones de euros que aportaron la Xunta de Galicia y el Concello le dieron a la saltadora un argumento más que sólido para dar el paso de regresar a casa. La obra se hizo pensando en el atletismo de la comarca, pero también para ofrecerle a la atleta más sobresaliente de Galicia esta posibilidad.
Fue así como Peleteiro se despidió, llena de agradecimiento y cariño de Iván Pedroso y de su fenomenal grupo de trabajo, un lugar donde se contagiaba la exigencia y en el que coinciden algunos de los mejores especialistas mundiales tanto del salto de longitud como el triple salto.
La ausencia de Pedroso en Ribeira decidió compensarla Ana Peleteiro con su marido, el francés Benjamín Campaoré, triplista como ella y entrenador, que se convirtió en su técnico. La familia priorizó también la tranquilidad de Galicia, la proximidad de la familia, la comodidad en el día a día, la naturalidad como herramientas que pudiesen facilitar el rendimiento deportivo.
De la mano de Campaoré, empujada por él en buena medida, la triplista tomó la decisión de introducir un cambio aún más revolucionario en su método de trabajo. Desde que comenzó en el atletismo Peleteiro siempre ha dado los dos primeros saltos con la pierna derecha y el último con la izquierda. Ese segundo brinco siempre fue su pequeño Talón de Aquiles, el momento en el que perdía algo de velocidad y fuerza de cara al tercer apoyo, lo que la separaba de irse a esa frontera de los 15 metros que es donde siempre se esconden las medallas en los grandes campeonatos. El tándem Peleteiro-Campaoré comenzó a probar una técnica diferente que implicaba dar los dos primeros saltos con la pierna izquierda y reservar el último para la derecha. Una solución audaz, arriesgada, poco habitual en el mundo del atletismo, pero un paso que Peleteiro ha estado orgullosa de dar. La gallega confesaba recientemente “el miedo” que implicaba un paso como éste, pero también la ilusión de probar cosas, de experimentar, de no quedarse instalada en una zona de confort que no le permitía avanzar: “Han sido muchas horas de reflexión, de trabajo, de dedicación, de incluso algo de frustración… Pero todo por una buena causa, la creencia de ver potencial en este nuevo triple salto. Los cambios siempre dan miedo, pero como siempre digo, si da miedo, pues hazlo con miedo, pero hazlo. Nunca te quedes con la duda de no haberlo intentado. Esta nueva aventura de cambiar la pierna de batida me ha devuelto una ilusión y una curiosidad por mi trabajo que hacía mucho tiempo que no sentía”.
Después de todo ese proceso de cambio llega el momento de buscar resultados y de evaluar la situación. Peleteiro y Campaoré acaban de regresar a Ribeira después de pasar varias semanas concentrados en la localidad sudafricana de Potchefstroom, uno de los templos del atletismo mundial, para pulir la técnica y hacer una buena carga de trabajo antes del comienzo de las competiciones. Después de Miramas llegará el turno de Valencia, Lievin (otra vez Francia) y el Campeonato de España de Madrid. A partir de ahí y en función de los resultados llegarán el Europeo en pista cubierta de Apeldoorn y el Mundial de China, un preludio de la gran cita del año que será el Mundial al aire libre que se disputará en Tokyo, el lugar del que en 2021 salió con la medalla de bronce.
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