2024-08-31 13:25:08
El Partido Nacional Escocés (SNP) está pasando por su peor momento desde la derrota en el referéndum de independencia de 2014. El apoyo a la formación cayó en picado en las pasadas elecciones generales en el Reino Unido, pasando del 45% de los votos obtenido en 2019 al 30% en los comicios del pasado julio, mientras que su representación en la Cámara de los Comunes se ha reducido de los 48 diputados a tan sólo 9. Unos resultados que han puesto en evidencia el desgaste tras 17 años al frente del Gobierno regional y que urgen a la formación a reinventarse para evitar perder el poder en las elecciones de 2026 frente a un Partido Laborista en auge. La celebración de la conferencia anual del partido este fin de semana servirá para fijar el nuevo rumbo bajo la batuta de su líder, John Swinney.
El apoyo al SNP empezó a menguar poco después de la dimisión de la exministra principal Nicola Sturgeon en febrero de 2023. Su detención y la de su marido, Peter Murrell, por presuntas irregularidades en la financiación del partido supuso un duro golpe para la formación y el inicio de una debacle que ha ido de menos a más con el paso del tiempo. El proceso para suceder a Sturgeon abrió unas grietas internas que han permanecido bajo el mandato de Humza Yousaf, quien se vio obligado a dimitir el pasado abril tras romper de forma precipitada el acuerdo de coalición con los Verdes. Swinney logró unir a las distintas facciones en torno a su candidatura, pero la delicada situación económica y la degradación de los servicios públicos están pasando factura a su partido.
“Swinney no fue capaz de revertir en las elecciones generales el daño que había sufrido el SNP en los meses anteriores”, explica el analista político John Curtice. “El Partido Laborista estaba en una posición favorable, pero las desgracias, los contratiempos, las divisiones internas y los cambios de liderazgo han pesado demasiado”. El nuevo líder nacionalista, que ejerció como viceministro principal en el Gobierno de Sturgeon, quiere presentar a su partido como un contrapeso a la austeridad anunciada por los laboristas tras su victoria en las elecciones. Pero los pronósticos económicos para Escocia no son especialmente alentadores y todo apunta a que el Gobierno escocés también deberá hacer recortes para equilibrar las cuentas públicas.
Independencia aparcada
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El aumento del coste de la vida y la pérdida de poder adquisitivo de las familias ha provocado que una parte importante de los votantes del SNP, muchos de ellos independentistas, hayan apostado en las últimas elecciones por el Partido Laborista. Algo que ha sido interpretado como una señal de que, a pesar de que el apoyo a la independencia sigue estando cerca del 50%, muchos electores dan prioridad en este momento a la mejora de la situación económica y de los servicios públicos. “El principal desafío ahora para el SNP no es luchar la batalla de la independencia sino restaurar su reputación como partido político. Porque el principal problema es que hay muchas personas que han perdido la fe en el partido”, señala Curtice.
La pérdida de representación del SNP en Westminster, así como la amplia mayoría lograda por el Partido Laborista –sumada a la prioridad en este momento de lograr el crecimiento económico– hacen poco probable la celebración de un segundo referéndum de independencia en los próximos años, a pesar de que el propio Swinney insiste en que ese sigue siendo uno de los objetivos de su formación. Todo apunta a que el foco estará puesto ahora en dar respuesta a la situación económica y social y en ejercer de contrapeso al Gobierno laborista en Londres, con el objetivo de responsabilizar al primer ministro, Keir Starmer, de los recortes en el gasto público y de un eventual estancamiento económico.
Gestión laborista
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“El principal objetivo del SNP es dar la vuelta a la situación para ser capaces de formar un Gobierno en Escocia en 2026”, explica Curtice. “Puede ser que el Gobierno laborista haya sido incapaz por entonces de dar respuesta a los problemas más inmediatos y eso pondrá las cosas difíciles a los laboristas escoceses para echar al SNP del poder. El argumento de los nacionalistas escoceses será decir: ‘habéis probado a los conservadores y a los laboristas y mirad lo que ha ocurrido. La única respuesta somos nosotros y la independencia’. Pero eso dependerá de la habilidad del Gobierno laborista de revertir la situación económica”.
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A la espera de saber qué ocurrirá en los próximos meses, las principales tareas de Swinney serán consolidarse como el líder necesario para recuperar la confianza de los votantes y mantener la unidad interna hasta los próximos comicios. La conferencia de este fin de semana está siendo el primer paso hacia ese objetivo.
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