2024-07-22 16:54:24
Mucho se ha escrito sobre cómo el cambio climático, y en especial los extremos de calor, impactan en la salud de las personas. Sabemos, por ejemplo, que la subida de los termómetros en verano se asocia directamente con un aumento de las hospitalizaciones y con un incremento de la mortalidad entre la población española. ¿Pero qué pasa cuando, por ejemplo, la calidad del aire empeora debido al impacto de un gran incendio o a la intrusión de polvo sahariano?
Un estudio liderado por el Instituto de Salud Carlos III demuestra que durante los picos de contaminación causados por estos escenarios, a su vez cada vez más frecuentes y voraces debido al avance de la crisis climática, se produce un aumento de los ingresos hospitalarios por ansiedad, depresión y otros trastornos mentales. “Se trata de algo que recién se está empezando a estudiar pero que es muy importante”, comenta Julio Díaz, codirector de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano del (ISCIII).
La investigación ha tomado como punto de partida los boletines diarios del Ministerio de Sanidad en los que se notifica, por un lado, la presencia de partículas derivadas de incendios forestales y, por otro lado, la llegada de polvo sahariano a la Península Ibérica. En total, se analizaron casi una década de datos recopilados entre los años 2009 y 2018. A partir de ahí, también se estudiaron otros parámetros como, por ejemplo, la concentración de partículas finas (PM10 y PM2,5 así como dióxido de nitrógeno y ozono) en la atmósfera. Todo esto, a su vez, se comparó con los datos sobre ingresos hospitalarios relacionados con trastornos psicológicos y mentales, así como aquellas urgencias vinculadas a enfermedades como la depresión o la ansiedad.
Incendios forestales
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Una de las conclusiones más llamativas de este trabajo fue la relación entre incendios forestales y salud mental. Según ha explicado Díaz en una conferencia organizada por el Science Media Centre España, los días después de un gran incendio forestal, cuando las partículas derivadas de la combustión de la biomasa impregnan el aire, se observa una mayor tasa de ingresos relacionados con salud mental. “Las partículas finas que emite un incendio son cinco veces más tóxicas que las que salen de un tubo de escape. Esta toxicidad es lo que podría desencadenar ciertos mecanismos biológicos en el cerebro que llevarían a un empeoramiento de estas condiciones mentales”, argumenta el especialista, quien actualmente también ejerce de coordinador científico del Observatorio de Salud y Cambio Climático.
“Las partículas finas que emite un incendio son cinco veces más tóxicas que las que salen de un tubo de escape”
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El análisis, publicado en la revista científica ‘Science of the Total Environment’, demuestra que el impacto de este fenómeno se da de forma casi inmediata. Entre cinco y seis días tras la explosión de un gran incendio se empieza a observar un aumento en los ingresos relacionados con salud mental. Y esto no solo se da en las poblaciones limítrofes al fuego sino que, tal y como argumenta Díaz, las partículas contaminantes derivadas de los incendios pueden viajar a cientos de kilómetros de distancia y provocar un impacto en ciudades situadas a más de 500 kilómetros del fuego. “Hace unos años, por ejemplo, Madrid se inundó del humo de los incendios forestales de Portugal“, ilustra el experto.
Polvo sahariano
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En el caso de las intrusiones de polvo sahariano, el análisis arroja una conclusión más compleja. En los días de calima también se observa un repunte de los ingresos por enfermedades mentales pero, según explica Díaz, no parece que este fenómeno esté directamente relacionado con el polvo en suspensión, sino con otros factores como, por ejemplo, el calor asociado a estos episodios o el aumento de otros gases como el dióxido de nitrógeno o el ozono.
“Las intrusiones de polvo es algo que no podemos evitar pero sí podemos tomar medidas para minimizar su impacto sobre la salud. Por ejemplo, en los días en los que se prevé la llegada de calima deberíamos tener indicaciones para reducir el uso de los coches”, afirma el experto.
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“En los días en los que se prevé la llegada de calima deberíamos tener indicaciones para reducir el uso de los coches”
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Hace años que la comunidad científica advierte que el avance de la crisis climática está propiciando cada vez más episodios de elevada contaminación atmosférica en España relacionados, por ejemplo, con el estallido de incendios forestales cada vez más extremos y el aumento de las intrusiones de polvo sahariano. De ahí que, según argumentan los expertos, urge tomar medidas para frenar estos fenómenos en su origen. Pero también para crear medidas de protección más robustas y, sobre todo, concienciar a la población sobre sus riesgos. “Los días en que hay altos niveles de contaminación se debería recomendar salir menos de casa y evitar practicar deporte al aire libre, sobre todo a las personas de riesgo”, explica Díaz.
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