2025-02-22 18:27:00
La fe y el trabajo del Espanyol encontró una maravillosa recompensa este sábado en Vitoria ante un Alavés que fue superior durante todo el partido (0-1). No transformó su dominio en goles el cuadro vasco y dejó con vida al equipo perico, que vivió un subidón similar al del duelo contra el Madrid en el RCDE Stadium. No era el campeón de Europa el rival, pero sí un adversario directo en la tortuosa lucha por la permanencia. El cabezazo de Calero en el minuto 86 hunde a los vitorianos y aleja a los blanquiazules del drama.
Quedan 13 jornadas por delante, pero victorias como las de este sábado dejan una sensación de gloria y satisfacción que marcan temporadas. Dando al Valladolid por fallecido, la permanencia se ha convertido básicamente en una liguilla entre cinco equipos (Alavés, Valencia, Las Palmas, Leganés y Espanyol), sin descartar que al final pueda agregarse alguno más. De ese quinteto, dos caerán al infierno de Segunda y tres sonreirán al final de curso, un objetivo que ahora tienen más cerca los pericos.
Triángulo de seguridad
Es cierto que el Espanyol de los partidos fuera de casa volvió a aparecer en Vitoria. Lejos de la imagen poderosa y admirable que exhibe en el RCDE Stadium, el cuadro perico se atrincheró como pudo en Mendizorroza. Lo intentó de todas las formas el cuadro vasco, pero el grupo de Manolo González aguantó el tipo sostenido por el triángulo formado por el meta Joan García, nuevamente estelar, y los centrales Kumbulla y Cabrera, que firmaron un notable encuentro.
Apostó Manolo de inicio por el mismo once que estuvo cerca de tumbar al Athletic en Cornellà en el curso pasado. Si las sensaciones son buenas es mejor no cambiar y así repitió alineación el técnico en busca del primer triunfo de la Liga fuera de casa. Mendizorroza era una plaza ideal para romper ese gafe y así fue. Salir de Vitoria con cinco puntos más que el Alavés y con el golaveraje ganado tras el 3-2 de Cornellà permite afrontar el tramo final de temporada con todas las ilusiones intactas de permanencia.
Paradón de Joan García
Desde el primer momento se vio lo mucho que se jugaban ambos conjuntos en un pulso trabado con más interrupciones que fútbol. Le puso más empuje el Alavés, que generó varias ocasiones antes del descanso: un cabezazo de Tenaglia despejado a córner por Romero, un par de tiros de Toni Martínez, un flojo remate de Kike García cuando estaba en posición franca para batir a Joan García y un golpeo de Mouriño que dio paso al intermedio. Del Espanyol pocas noticias hubo en ataque antes del descanso, por no decir ninguna, pero al menos aguantó con solvencia atrás.
Poco cambiaron las cosas en una segunda parte en la que el Alavés apretó sin descanso en busca del gol. Aleñá topó con un inmenso Joan García (m. 64) en una gran ocasión de los locales, que buscaron todo tipo de fórmulas para inquietar a la zaga perica. Con Cabrera y Kumbulla de pluriempleados, el duelo fue avanzando hacia un tenso desenlace. Hubo que esperar hasta el minuto 82 para ver el primer intento serio del Espanyol, que convirtió a Siviera en un espectador más del choque hasta que Antoniu Roca probó el disparo en el tramo final.
La liberación definitiva
El segundo acabó en la red. Una falta sobre Roberto la metió en el área Tejero y Calero, que había entrado por Puado en un cambio atinado de Manolo, batió al meta local con un magnífico cabezazo. Siguió buscando el gol el Alavés hasta el final, pero el Espanyol supo sufrir. Una falta enviada a las nubes por Jordan en el minuto 97 supuso la liberación definitiva de los pericos. La salvación está más cerca.
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