2024-12-30 14:36:00
El presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva despidió el año con una auspiciosa metáfora agropecuaria “En 2025, vamos a seguir trabajando para convertir los sueños en realidad. Redoblaremos nuestros esfuerzos de siembra. Y tendremos una cosecha cada vez más generosa”. Los medios suelen hablar de “Lula 3”, como si se tratara de una secuela cinematográfica más que de su tercera experiencia en el Ejecutivo. Los dos primeros gobiernos transcurrieron entre 2003 y 2010. Volvió al poder como un bombero para apagar el incendio bolsonarista, enfrentó un intento de golpe de Estado a los ocho días de haber tomado posesión el 8 de enero de 2023, y termina este 2024 con logros sociales y económicos que no se han traducido en buenos resultados para el oficialismo en los comicios municipales ni se reflejan en las encuestas de opinión.
Lula es el líder de un partido de izquierda, el de los Trabajadores (PT), que encabeza un Gobierno de coalición de 18 partidos ladeado hacia el centro. Esta alianza heterogénea, que incluye también a la derecha, supone, según el analista Marcus André Melo, “un elevado coste de gestión”. El exsindicalista lo sabe y por eso festeja especialmente el cumplimiento de algunas de las promesas electorales que lo devolvieron al Palacio Planalto.
De acuerdo con el Instituto Brasilero de Geografía e Estadística (IBGE), 8,7 millones de personas salieron de la pobreza y 3,5 millones de la indigencia durante 2023. El número da cuenta de un esfuerzo especial de las autoridades para recuperar el terreno perdido durante los años de Jair Bolsonaro. Las asignaturas pendientes siguen siendo enormes: existen todavía en Brasil 59 millones de pobres y 9,5 millones de indigentes. La economía ha crecido este año casi tres puntos. La inflación en estos 12 meses se ha situado por debajo del 5%. El IBGE ha reportado a su vez que el paro, del 6,1%, es el más bajo de la última década. La informalidad laboral es todavía alta, cercana al 39%, e impacta en la recaudación fiscal.
La salud de Lula, una cuestión de Estado
Lula cumplió 79 años el pasado 27 de octubre. Un golpe en la nuca, como consecuencia de una caída, derivó en un hematoma intracraneal y tuvo que ser operado de urgencia en San Pablo, semanas atrás. Pocos días más tarde, y en una autocelebrada muestra de recuperación y vitalidad, retomó sus actividades. “El tema de la edad es una preocupación pública para Lula”, señaló Bruno Boghossian, columnista del diario paulista ‘Folha’. Aunque el asunto “suele ser objeto de una explotación política que sobrepasa los límites de la sordidez, el líder del PT ha dado pocos indicios de que vaya a tratar la cuestión como un tabú”. Los ministros que tratan a diario con el presidente “admiten que ya se han adaptado a la rutina de un Lula que claramente no tiene la misma energía que hace 20 años”. Lula ha delegado decisiones y negociaciones que “solía manejar con facilidad durante sus dos mandatos anteriores”.
¿Habrá “Lula 4”? El último sondeo de Datafolha, del 12 y 13 de diciembre, da cuenta de que un 35% de los brasileños consideran su gestión óptima. Un porcentaje relativamente menor expresa su rechazo. Las especulaciones sobre su fortaleza acompañarán el proceso de definiciones de cara a las presidenciales de 2026. Lula, mientras, debe hacer equilibrio entre dotar al PT de competitividad, enfrentar los desafíos que se presentan en el horizonte con la asunción de Donald Trump en Estados Unidos y mantener el precario equilibrio político con los gobernadores de los principales estados que pertenecen a distintas facciones de la derecha.
Ajuste económico
La palabra “ajuste” no solo es patrimonio del ultraderechista argentino, Javier Milei: ha llegado también a Brasil, acompañada por un proceso de devaluación de la moneda de casi un 28% anual. La caída del real, la moneda local, pudo haber sido más pronunciada de no haber intervenido un Banco Central robusto, con reservas de unos 350.000 millones de dólares. Buena parte del poder económico esperaba una política fiscal más severa. Pero Lula fue inflexible en su postura: el “ajuste” no puede afectar el programa de inclusión social. “Si el Estado no se cuida y gasta de más, ¿con qué recursos va a atender las necesidades de los más pobres y necesitados?”. En medio de esos límites, el presidente sancionó antes de que concluyera el año la ley que limita al 2,5% el aumento salarial por encima de la inflación. La propuesta, presentada por el Gobierno en el marco de su programa de restricciones del gasto público, encontró luz verde en el Congreso.
El líder del PT cierra el año con un éxito en el plano internacional. La diplomacia brasileña jugó un papel relevante para que Mercosur termine de cerrar su acuerdo comercial con la UE. El gigante sudamericano es uno de los principales beneficiarios de ese entendimiento entre los dos bloques, y una de las razones del descontento argentino, que quiere negociar un tratado similar con Estados Unidos. Lula también ha recuperado parte de la credibilidad global en la lucha contra el cambio climático después de años de negacionismo. El movimiento ambiental le reclama no obstante más hechos que palabras, especialmente después de los incendios en la Amazonía y las históricas inundaciones Río Grande del Sur.
El año de De Moraes
Si Lula pudo, a pesar de ciertas adversidades, realizar un balance positivo de este año, el otro gran protagonista de 2024 es el juez del Tribunal Supremo Federal (STF), Alexandre de Moraes. Sus esfuerzos para dilucidar las responsabilidades del intento de derrocamiento del 8 de enero de 2023 han avanzado con firmeza y comprometen cada vez más a Bolsonaro. De Moraes, en calidad de autoridad del Tribunal Superior Electoral (TSE), ya había inhabilitado políticamente al excapitán del Ejército hasta 2030 por haber puesto en duda la transparencia de los comicios de 2022 en los que fue derrotado por el actual mandatario.
[–>
La causa contra los golpistas ha dejado importantes revelaciones semanas atrás. La investigación de la Policía Federal (PF) no solo permitió esclarecer la trama conspirativa sino sus ambiciones: el asesinato de Lula y De Moraes, entre otros. La Fiscalía General tiene ahora en sus manos la decisión de estrechar el cerco alrededor de Bolsonaro. El expresidente espera por su parte tener la doble suerte de Trump: eludir a los tribunales y retornar al Palacio Planalto a pesar de que lo tiene judicialmente vedado.
#Lula #clôture #lannée #avec #moins #pauvres #travail #Brésil #mais #sans #dissiper #les #doutes #sur #son #avenir
1735570471