2024-08-30 08:20:00
La responsabilidad sobre la salud corporal es cada vez mayor y se hace constante eco de ella. También de la salud mental, dejando atrás tabús de problemas como la ansiedad y la depresión, sobre los que se habla abiertamente en debates públicos. Pero en toda esta vorágine de concienciación, hay un factor olvidado: la memoria y la importancia de mantenerla activa.
La implementación de los ‘smartphones’ u otros aparatos tecnológicos en nuestra vida diaria nos ha facilitado algunas tareas, como la organización de nuestros quehaceres. Con las aplicaciones de notas, los chats de WhatsApp o los propios ‘recordatorios’ que proporciona el móvil por defecto, es difícil que se nos pase una cita, no nos acordemos de la contraseña de Facebook o se nos olvide la lista de la compra.
Todo puede quedar apuntado, todo puede recordarse con facilidad. ¿Qué día fuimos a la playa? En vez de esforzarnos por encontrar el recuerdo en nuestra memoria, simplemente podemos abrir la galería y encontrar una imagen de aquella velada, con fecha y hora incluidas. ¿Cómo se llamaba aquella icónica presentadora de ‘Gran Hermano’? Ni te esfuerces, simplemente ‘googléalo’ y rápidamente sabrás que es Mercedes Milà en quien estabas pensando.
Sin duda, todo facilidades. El problema es el doble filo de esta comodidad, que actúa sigilosamente en nuestro cerebro, durmiéndolo poco a poco, hasta deteriorar nuestra capacidad de recordar y desarrollar pérdidas de memoria y de agilidad mental o una molesta falta de concentración.
El mejor juego para la memoria
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¿Cómo combatir esta situación y activar el cerebro? Hay diferentes formas, claro está. Pero los juegos que requieren un esfuerzo cognitivo constante son una herramienta clave. De hecho, diversos estudios han coincidido en cuál es el mejor juego para mejorar la memoria y agilidad mental: los crucigramas.
Este ejercicio, que reta al jugador a descifrar palabras entrecruzadas a través de pistas sobre su significado, tiene un recorrido histórico que se remonta a 1913, cuando hicieron su primera aparición en el ‘New York World’. A pesar de considerarse un clásico de las páginas de los periódicos, inicialmente no fueron gratamente recibidos.
Los crucigramas tuvieron una oleada de ‘haters‘, que los acusaban de distraer a los lectores del principal cometido por el que compraban un diario: para saber qué sucedía en el mundo. Llegaron, incluso, a definirlos como una “moda pasajera“. Evidentemente, no pudieron errar más en dicha suposición.
Durante la Segunda Guerra Mundial se convirtieron en parte del entrenamiento mental, que también era necesario, con la intención de practicar la resolución de códigos. A partir de ese momento, el crucigrama pasó a considerarse uno de los mejores juegos mentales.
Actualmente, y 114 años más tarde, continúan siendo un clásico al que recurrir para entretenernos y retarnos a nosotros mismos. Existen incluso en formato digital, habiendo juegos para móvil con el mismo mecanismo y mismas normas.
Faire des puzzles, des mots croisés ou apprendre une langue préserve la santé cérébrale. / Igor Stevanovic. Adobe Stock
Alargan el deterioro cerebral
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Estos últimos años, con el auge de problemas como el alzhéimer, la investigación para la mejora de la memoria ha estado en el punto de mira de muchos estudios científicos. Algunos de ellos han señalado los crucigramas como el ejercicio más creativo y eficiente para prevenir la pérdida de agilidad mental.
Uno de estos estudios, llevado a cabo por Davangere P. Devanand -profesor de psiquiatría y neurología de la Universidad de Columbia- en 2022, determinó que los crucigramas eran mucho más efectivos que otros juegos de memoria y atención, sobre todo en aquellas personas con mayor grado de deterioro.
Las mejoras, después de utilizar los crucigramas diariamente, fueron notables: dichas personas gestionaban más eficientemente sus tareas diarias y recordaban mejor las citas o eventos importantes, entre otros efectos. Lo más sorprendente es que el resultado también pudo verse físicamente. La reducción del cerebro era mucho menor que en los usuarios que no realizaban estos juegos. Concretamente, entre un 1 y un 0,5 % menos.
Esta investigación se asemeja a otra de 2011, que concluyó con que el impacto de los crucigramas en el cerebro podría retrasar el deterioro de la memoria a un plazo de hasta dos años y medio.
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Está claro que queda mucho por conocer acerca del desarrollo de la memoria y la capacidad de concentración, dos problemas que, desgraciadamente, afectan a la vida de millones de personas. Hacen falta más estudios para poder afirmar que estos juegos son la mejor de las soluciones, pero es una evidencia que dejar pasar el tiempo y seguir dependiendo de un teléfono para recordarlo todo no es un gran entrenamiento de nuestra querida memoria.
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