2024-05-29 21:02:16
Uno de los múltiples sueños futuristas de los que más habla Elon Musk es la posibilidad de conectar cerebros y ordenadores mediante la implantación de microchips. En 2016, el magnate sudafricano fundó Neuralink con el objetivo de abordar este reto. Durante años, la empresa operó en las sombras y realizó múltiples pruebas en animales (que, según desveló una investigación externa, acabaron con la “muerte agónica” de al menos una quincena de monos). A principios de 2024, contra todo pronóstico, Musk afirmó haber implantado con éxito el primer microchip cerebral a un paciente tetrapléjico. Ahora, la empresa afirma que está buscando al menos nueve voluntarios más para completar la primera fase de sus ensayos clínicos con esta tecnología. Antes de que acabe el año, Neuralink aspira a haber instalado al menos diez microchips cerebrales.
La agencia sanitaria de Estados Unidos (FDA) acaba de dar luz verde a la implantación de los microchips de Neuralink en un segundo voluntario. Paralelamente, la empresa ya ha registrado oficialmente un documento en el que certifica su intención de extender estos ensayos clínicos. En estos, Neuralink afirma que está buscando al menos tres pacientes para “el primer estudio de viabilidad” de su tecnología en humanos, que promete ayudar a las personas con tetraplejia a recuperar al menos parte de su movilidad y autonomía. En su página web, la empresa también afirma que su objetivo es alcanzar una muestra de diez pacientes antes de que acabe el año. Según apunta el rotativo ‘Wall Street Journal’, en estos momentos habría al menos 1.000 personas que se habrían inscrito para participar en este estudio clínico.
Se estima que en estos momentos habría al menos 1.000 pacientes tetrapléjicos interesados en participar en este ensayo clínico
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Polémico proyecto
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El proyecto no está exento de polémicas. Y no tanto por la tecnología en sí, sino por la polémica que rodea la empresa de Musk y sus trabajos científicos. Hace tan solo unas semanas, por ejemplo, se publicaron los resultados de varios estudios muy esperanzadores en los que también se habían utilizado implantes cerebrales para ayudar a personas tetrapléjicas a recuperar la movilidad de sus extremidades y hasta a volver a caminar tras años postrados en una silla de ruedas. Existen varios centros de investigación pioneros que están desarrollando estas tecnologías, las están poniendo a prueba en pacientes y están reportando sistemáticamente sus resultados. En el caso de Neuralink, sin embargo, los estudios realizados hasta la fecha están envueltos en un cierto oscurantismo y un mar de polémicas.
Las primeras pruebas con los microchips de Neuralink causaron un gran revuelo. Grupos animalistas y sociedades médicas denunciaron que los animales utilizados para estos experimentos estaban siendo víctimas de maltrato. Una investigación en las instalaciones desveló que los primates vivían en “condiciones crueles” y sometidos a todo tipo de “prácticas dolorosas”. En 2021, el Comité de Médicos por una Medicina Responsable (PCRM) incluso presentó una denuncia formal ante las autoridades por una vulneración de las leyes de bienestar animal. Neuralink, por su parte, negó las acusaciones y afirmó que estos experimentos con animales suponen un “paso necesario” para lograr un tratamiento para personas con parálisis.
Cables salidos
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Tras un largo y extraño silencio, en enero de 2024 Musk anunció que ya habían dado ‘el salto’ y habían realizado la primera prueba en humanos. El primer voluntario que recibió el microchip cerebral diseñado por la empresa de Musk fue Noland Arbaugh, un joven que quedó totalmente paralizado de cuello para abajo tras sufrir un accidente en 2016. El hombre se sometió a la intervención en enero. Meses más tarde, apareció en un vídeo publicado por Neuralink afirmado que gracias a este implante que conectaba su cerebro a un ordenador había logrado “volver a jugar a videojuegos, utilizar internet y mover el cursor de un ordenador” simplemente con el pensamiento. “Ha cambiado mi vida“, explicó, emocionado, el joven en una entrevista en ‘Business Insider’ en la que también confirmó que tan solo un mes después de la operación “algunos cables del dispositivo se salieron del cerebro” y empezaron a fallar.
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El primer voluntario en recibir el microchip explica que un mes después de la operación “algunos cables se salieron del cerebro” y empezaron a fallar
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Neuralink, por su parte, afirma que era consciente de esta posibilidad y que, de hecho, era algo que ya habían contemplado en los estudios en animales. Los técnicos explican que los filamentos utilizados en esta tecnología son más delgados que una hebra de cabello y que, justamente por eso, no es de extrañar que los cables acabaran moviéndose debido a la actividad misma del cerebro. En estos momentos se calcula que solo el 15% de los filamentos instalados en la corteza de Arbaugh siguen en su lugar. En futuras pruebas, la empresa asegura que probarán a insertarlos de forma más profunda (a unos ocho milímetros de profundidad de la corteza motora del paciente) y a mejorar los algoritmos encargados de captar las señales cerebrales.
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