2025-02-26 07:03:00
Las tormentas de polvo del Sáhara y, en general, las intrusiones de calima en Catalunya, se están volviendo cada vez más frecuentes debido al avance de la crisis climática. Son muchos los estudios que han advertido sobre cómo este fenómeno en auge está empeorando la calidad del aire que respiramos. Pero ahora, según apunta una nueva investigación liderada por centros de investigación catalanes, también se advierte que este fenómeno podría estar transportando gran cantidad de microorganismos foráneos hasta la Península Ibérica. “El 97% de los microbios analizados son totalmente inocuos o incluso beneficiosos, pero hay un 3% potencialmente peligrosos tanto para nuestra salud como para el medio ambiente”, afirma Emilio Ortega Casamayor, investigar del Centre d’Estudis Avançats de Blanes (CEAB-CSIC) y primer autor de este trabajo. “En los últimos años hemos empezado a detectar hasta bacterias resistentes a los antibióticos en el aire”, añade.
“El 97% de los microbios analizados son inocuos o incluso beneficiosos, pero hay un 3% potencialmente peligrosos tanto para nuestra salud como para el medio ambiente”
Para entender esta noticia, explica el científico, hay que ir un paso atrás y comprender el origen de este fenómeno. Sabemos que la mayoría de episodios de calima que llegan a Catalunya provienen de zonas desérticas como el Sáhara, donde las corrientes de aire caliente elevan las minúsculas partículas de polvo a más de 8.000 metros de altitud y las inyectan en los patrones de circulación atmosférica que van directos hacia el sur de Europa. “Cuando se producen estos episodios, microbios como los hongos y las bacterias se adhieren a las partículas de polvo y viajan en ellas a través de corrientes de aire intercontinentales. De esta manera, microorganismos muy lejanos pueden viajar de una punta a la otra del mundo a través del aire”, afirma este investigador en una entrevista con EL PERIÓDICO.
En condiciones normales, un metro cúbico de aire puede contener hasta 10.000 microbios en suspensión, pero durante las intrusiones de calima se alcanzan concentraciones de más de un millón
En condiciones normales, explica Ortega Casamayor, se estima que un metro cúbico de aire puede contener entre 1.000 y 10.000 células de bacterias y hongos en suspensión. Sin embargo, durante las intrusiones de calima, esta cantidad puede multiplicarse por cien y hasta por mil y alcanzar un millón de microbios por metro cúbico. Y no solo esto. Según los análisis realizados en Catalunya, en los días de intrusión de polvo sahariano no solo hay más cantidad de microbios sino que, además, también se detectan especies foráneas. “En su mayoría, estos microorganismos desempeñan un papel clave en el equilibrio ecológico. Muchos tienen funciones beneficiosas como, por ejemplo, la fijación de carbono y nitrógeno que favorece el crecimiento de las plantas. No obstante, también detectamos que un pequeño porcentaje puede ser problemático, especialmente para la flora y la fauna, y en casos aislados, para la salud humana”, comenta el científico.
Lluvia de barro
Uno de los estudios más importantes realizados hasta la fecha sobre este fenómeno, publicado hace unos días en la revista ‘Environmental Microbiology’, presenta los resultados del análisis de más de 30 años de muestras recopiladas en el Montseny y desvela la presencia de gran cantidad de bacterias y hongos del Sahara en Catalunya. “Cuando empezamos este trabajo, allá por los años ochenta, nuestro objetivo era estudiar la lluvia ácida. Después también quisimos estudiar las concentraciones de nitrógeno atmosférico, un elemento necesario para el crecimiento de los bosques pero que, en exceso, puede ser perjudicial. Y fue en el marco de este trabajo que nos percatamos de la presencia cada vez más elevada del polvo sahariano en las muestras de aire que recogíamos”, afirma Anna Àvila, investigadora del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF) y responsable de la recogida de muestras.
“Los episodios de polvo en suspensión antes eran algo muy esporádicos pero desde hace unos años se están volviendo habituales, aunque en muchos casos ni siquiera los percibimos”
Según explica esta investigadora, son muchos los estudios que muestran cómo los episodios de calima se están volviendo cada vez más frecuentes debido al avance de la crisis climática. “Antes era algo muy esporádico y desde hace unos años se está volviendo habitual. En muchos casos ni siquiera lo percibimos pero, a veces, cuando coincide con episodios de lluvia vemos de forma muy gráfica la cantidad de polvo que se plasma en cada gota”, afirma la científica. “Ahora sabemos que, además del polvo, este fenómeno también transporta grandes cantidades de microorganismos”, añade Àvila, quien explica que, para confirmar su origen, también se se llevaron a cabo campañas en Senegal y Marruecos para confirmar que, efectivamente, los microbios detectados en el Montseny y otras zonas de la Península Ibérica tenían su origen en estos suelos africanos.
Resistencia a los antibióticos
El hallazgo de microorganismos del Sáhara en el Montseny no es un caso aislado. Según explica Ortega Casamayor, en estudios anteriores liderados por su equipo han detectado este fenómenos en puntos tan remotos como los Pirineos. “Se trata de un punto estratégico que nos permite estudiar la situación en el sur de Europa”, afirma el científico. En uno de los trabajos más recientes realizados en este lugar se descubrió que, entre los microorganismos varios transportados en la calima, también había bacterias con genes resistentes a los antibióticos. “Creemos que este fenómeno se origina en las macrogranjas y la mala gestión de los purines de esta industria que tiene lugar en África. Se trata de un problema que contamina sus suelos y que después llega a nosotros a través de las corrientes de aire”, afirma el investigador.
Los expertos creen que estas bacterias resistentes podrían originarse en las macrogranjas de África y viajar hasta nosotros a través del polvo en supensión
Los expertos afirman que la presencia de microbios foráneos no debería ser una señal de alarma sino un incentivo para seguir investigando para comprender en profundidad tanto sus orígenes como sus impactos. “Necesitamos invertir más recursos en estudios a largo plazo que nos ayuden a comprender estos fenómenos“, afirma Àvila. “Es imprescindible estudiar el impacto de la calima desde en las zonas de alta montaña hasta en las ciudades, donde sabemos que el polvo en suspensión se mezcla con la contaminación local y genera combinaciones complejas de partículas químicas y biológicas”, añade Ortega Casamayor.
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