2024-02-20 21:42:28
Al estira y afloja entre Hungría y Suecia para completar el proceso de integración del país nórdico en la OTAN empieza a vislumbrársele un final: el próximo viernes se han citado en Budapest el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y su homólogo sueco, Ulf Kristersson. A esa reunión seguirá el lunes próximo el pleno del Parlamento húngaro, donde previsiblemente se ratificará el ingreso nórdico en la Alianza. Hungría es el único Estado miembro de la OTAN que aún no ha dado su voto a Suecia, país que pidió su integración en en paralelo a Finlandia, pero al que Orbán ha tenido esperando hasta ahora.
Se da por hecho que la sesión parlamentaria del lunes servirá para completar este proceso, puesto que la ha impulsado el partido ultranacionalista de Orbán, Fidesz. Una sesión anterior, convocada a instancias de la oposición, quedó en nada, al boicotearla mayoritario Fidesz.
Todo apunta a que efectivamente Suecia logrará la ratificación del último de los 31 miembros de la OTAN que faltaba por dar su voto. La Hungría de Orbán se comportó así como un hueso aún más duro de roer que la Turquía de Recep Tayyip Erdogan. Durante más de un año, Ankara bloqueó a Suecia por considerar que da asilo a opositores kurdos. Hace unas semanas cedió y aprobó el ingreso del país nórdico. Atrás quedaron meses de negociación y presiones de Washington y Bruselas sobre Ankara para que retirase el veto.
Los recelos turcos se fundamentaban en ese teórico asilo a “enemigos” de los intereses de Ankara, mientras que los del Fidesz respondían a las críticas suecas a la situación del Estado de derecho en Hungría. Unas críticas que no difieren de las que puntualmente emite la propia Comisión Europea (CE) y especialmente su presidenta, Ursula von der Leyen. La diferencia es que Budapest tenía en su mano presionar sobre Estocolmo, pero no sobre Bruselas.
Escándalo de pederastia
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Orbán es el último miembro de la UE y de la OTAN al que se considera aliado del presidente ruso, Vladímir Putin. Ha quedado prácticamente aislado en esta posición a raíz de la invasión rusa de Ucrania. Suecia y Finlandia rompieron la neutralidad militar que durante décadas guardaron precisamente bajo el impacto de la agresión rusa al país vecino. Helsinki logró consumar su ingreso en un tiempo récord –un año–, mientras que Estocolmo ha seguido esperando hasta ahora. Ambos países nórdicos tienen unas fuerzas armadas modernas y bien preparadas, lo que les da un papel clave para el flanco este de la Alianza.
Orbán está bajo fuertes presiones dentro de la UE y por primera vez le han surgido problemas a escala interna. Sigue dominando el panorama político húngaro, pero un escándalo de pederastia ha desencadenado protestas multitudinarias y la dimisión de la presidenta del país, Katalin Novák, de una ministra y de un obispo.
El detonante de las protestas fue el indulto concedido al jefe de un orfanato que encubrió casos de pederastia en esa institución eclesiástica. Orbán ha dado por zanjado el caso con esas dimisiones, tras unas movilizadas desconocidas para el líder ultranacionalista, acostumbrado a imponer su ley y sin una oposición, hasta ahora, capaz de derribarle en las urnas.
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