2024-02-26 18:00:11
Quién iba a decirle a los terrícolas que algún día iban a ser capaces de alterar un pedacito de cosmos. Pues bien, tal como confirma un análisis publicado este mismo lunes en la revista ‘Nature Astronomy’, todo apunta a que la humanidad habría conseguido por primera vez en la historia deformar por completo un asteroide. Se trata, cómo no, del ya famoso Dimorphos, el cuerpo celeste que en septiembre de 2022 fue golpeado por la misión DART de NASA. Ya entonces, los primeros análisis confirmaron que esta nave espacial había conseguido desviar el rumbo de este asteroide. Ahora, estudios adicionales añaden que, además, este impacto impulsado por los humanos podría haber remodelado en su totalidad este objeto.
Un nuevo estudio sugiere que el impacto de la misión DART contra el asteroide Dimorphos pudo poner patas arriba su estructura
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Una nueva investigación liderada por la científica Sabina Raducan, de la Universidad de Berna, ha desarrollado una minuciosa simulación para evaluar el impacto de la colisión de DART contra Dimorphos. En un principio, el objetivo de esta misión tan solo era desviar la trayectoria de este cuerpo celeste (algo que, por entonces, se realizó solo como experimento técnico pero que, en un futuro, podría ser clave en misiones de defensa planetaria para proteger a nuestro planeta del eventual impacto de un asteroide gigante como el que arrasó con los dinosaurios). Pero según demuestran los análisis realizados hasta la fecha, DART no solo alteró la trayectoria de Dimorphos sino que podría haber puesto patas arriba la propia estructura del asteroide.
Una pila de escombros
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El asteroide en cuestión, según explican los expertos que han liderado este trabajo, podría tratarse en realidad de una “pila de escombros” de 160 metros de diámetro formada a partir del desprendimiento y la reacumulación del material expulsado del asteroide binario Didymos. Los análisis sugieren que la estructura de Dimorphos (o más bien la fuerza de cohesión que mantiene unidos los pedacitos de roca espacial) sería relativamente débil. La ausencia de grandes rocas en la superficie, en esta misma línea, también sugiere que el conjunto del asteroide podría ser relativamente frágil. A partir de estos datos, los modelos realizados por el equipo de Raducan sugieren que el impacto de la misión DART podría haber “remodelado la luna en su totalidad” y, además, incluso podría haber provocado el “resurgimiento de material de su interior“.
Según explican los expertos que han liderado este trabajo, el proyecto DART ha proporcionado información clave para estudiar el origen y la composición de asteroides como Dimorphos. Estos datos también proporcionan una hoja de ruta para las futuras misiones que pretenden estudiar el corazón de este cuerpo celeste. La Agencia Espacial Europea, por ejemplo, prevé lanzar a lo largo y este año (probablemente a partir de octubre) una misión que llegaría a Dídimos en enero de 2027. Su objetivo sería, por un lado, estudiar el impacto de su predecesora DART y, por otro lado, analizar en profundidad su estructura. Por primera vez, además, Hera intentará desplegar nanosatélites así como aparatos de comunicación en el espacio interplanetario.
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