2024-08-30 12:50:03
Pulp Fiction nunca ha dejado de estar ahí. Ya son tres décadas las que contemplan la existencia de la película desde que logará la Palma de Oro en el festival de Cannes de 1994. Llegó a España en el certamen de San Sebastián de aquel año, y un mes después repetía en el de Sitges. En octubre de 1994 empezó su andadura en las salas estadounidenses y en enero del siguiente año tuvo su puesta de largo en la cartelera española. Fue nominada a siete Oscar, incluyendo película y director –pero topó con ‘Forrest Gump’–, y, en la ceremonia celebrada el 27 de marzo de 1995, obtuvo la estatuilla al mejor guion dejando en la cuneta a ‘Balas sobre Broadway’ de Woody Allen o ‘Criaturas celestiales’ de Peter Jackson.
Su carrera comercial fue apoteósica. Costó unos ocho millones de euros, cantidad que recuperó íntegramente el primer fin de semana de exhibición en Estados Unidos y Canadá. Su recaudación en todo el mundo está estimada hoy en 190 millones de euros. Tarantino igual a talento, originalidad, autor, comercial y buenos dividendos.
¿Quién daba más entonces? Miramax, distribuidora de la película, regida entonces por el ínclito Harvey Weinstein, se frotaba las manos con razón. Y el cine, en general, se beneficiaba de una personalidad única e inimitable: nadie como Tarantino, aunque esa sea una frase que acostumbra a decirse de Jean-Luc Godard, casualmente, o no, uno de los directores europeos más admirados por Tarantino hasta el punto de ponerle a su productora el nombre de un filme ‘godardiano’, ‘Banda aparte’.
Sin embargo, pese al tiempo transcurrido en el que todo esto acontecía con vértigo, canonizando la figura de Quentin Tarantino en los altares del nuevo cine independiente norteamericano, ‘Pulp Fiction’ no se ha apartado del imaginario colectivo. Rivaliza con su anterior filme, ‘Reservoir dogs’, en esa difícil lista que coronaría la mejor película ‘tarantiniana’.
Curiosamente, ‘Pulp Fiction’ era un proyecto anterior al de ‘Reservoir dogs’. El éxito de esta posibilitaría que lo recuperará y lo convirtiera en la piedra de toque de su estilo apelando a una de sus muchas referencias de la cinefilia popular, las películas basadas en la literatura ‘pulp’ estadounidense, relatos rápidos, violentísimos, llenos de sangre y sexo, políticamente incorrectos e impresos en papel de pulpa barata, en el que se formaron no pocos autores de la novela negra ‘hard boiled’.
Tarantino recuperó algunas ideas que descartó finalmente en el proceso de escritura de ‘Reservoir dogs’ y construyó en ‘Pulp fiction’ una de las películas que cimentarían en la década de los 90 el auge de las nuevas narrativas cinematográficas. No es tan radical como ‘Reservoir dogs’, donde la historia está contada como si se tratara de capítulos alternos de una novela, pero es muy imaginativa la forma en que relaciona entre si diferentes peripecias de manera circular, hasta que todo encaja entre sí en el restaurante en el que los atracadores encarnados por Tim Roth y Amanda Plummer se topan con los asesinos interpretados por Samuel L. Jackson y John Travolta.
Entre medio hay historias diversas, como la del boxeador (Bruce Willis) que se queda con el dinero de un combate amañado por un mafioso (Ving Rhames), escapa con su dulce novia francesa (la portuguesa Maria de Medeiros) pero debe volver a su casa, donde topa con el mafioso en cuestión y, tras un accidente, ambos son víctimas de unos tipos que pretenden sodomizarlos. Esta es una de las situaciones más ‘pulp’ de la película, puro delirio con referencias a catanas de samuráis y motosierras de ‘La matanza de Texas’.
Pero quizá lo que se recuerde más del filme, además del discurso bíblico de Samuel L. Jackson tomado de un pasaje de Ezequiel capítulo 25 versículo 17 –en realidad parafraseado de un filme de artes marciales de 1976, ‘Karate Kiba’–, la diversión garantizada con Harvey Keitel haciendo de Señor Lobo (un meticuloso limpiador de escenas de crímenes) o la escena en la que Travolta debe clavarle una inyección de adrenalina a Uma Thurman para salvarla de una sobredosis de heroína, sea el icónico baile de estos dos. Se produce en un local de pura ‘memorabilia’ de los 50, el Jack Rabbit Slim’s, donde actúa un emulo de Ricky Nelson, las camareras y camareros se disfrazan de Marilyn Monroe, James Dean y Buddy Holly, se sirven batidos con el nombre de Dean Martin & Jerry Lewis y hamburguesas en honor del director Douglas Sirk.
Travolta tiene la misión de llevar a cenar a Thurman, la esposa del gánster Ving Rhames. Y entre batidos y hamburguesas, ambos salen a la pista de baile del local y bailan al son de ‘C’est la vie’ de Chuck Berry. Los movimientos corporales, y sobre todo la forma de colocar los dedos de las manos frente al rostro, causaron furor. Thurman sería además la protagonista del no menos icónico póster de la película, ahora presentado en blanco y negro con manchas rojas.
Otra curiosidad: entre Tarantino y Miramax habían pensado antes para el papel de Mia Wallace en Michelle Pfeiffer, Patricia y Rosanna Arquette, Holly Hunter, Daryl Hannah –vista después en ‘Kill Bill’–, Virginia Madsen, Pam Grier, Debra Winger, Marisa Tomei, Phoene Cates, Bridget Fonda –aniquilada en ‘Jackie Brown’ por Robert De Niro–, Angela Bassett, Kate Beckinsale y Robin Wright. Incluso salieron a colación los nombres de Meg Ryan, mucho más dotada para la comedia romántica que para las fabulaciones violentas de Tarantino, y la mismísima Isabella Rossellini.
Nunca sabremos qué habría pasado con la elección de cualquiera de ellas, pero es indudable que Mia Wallece y Uma Thurman acabaron siendo una e indivisibles. Tarantino reafirmó el papel de Thurman como heroína de su cine dándole el protagonismo absoluto en ‘Kill Bill’.
La impronta de Tarantino en la cultura popular era entonces brutal. Thurman le cuenta a Travolta el chiste, muy malo, que explicaba su personaje en una imaginaria serie de televisión que no pasó del episodio piloto, ‘Fox force five’. Esta serie estaría protagonizada por cinco mujeres de acción de distintas razas y culturas, idea retomada por el propio Tarantino en la configuración del grupo asesino de ‘Kill Bill’.
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Años después, Margot Robbie quiso, sin éxito, que la película en la que encarnó a Harley Quinn, ‘Aves de presa’, se titulara ‘Fox force five’. Y en 2021 llegó a los escenarios teatrales de Los Ángeles la obra ‘Fox force five and the tyranny of evil men’, en torno a estos personajes que nunca existieron y otras decididas figuras femeninas del cine de Tarantino.
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