2025-02-15 09:00:00
L’astéroïde de 2024 ans, dans une image du dernier jour 31 fourni par la NASA. / Afp
Ante la alarma desatada por el peligro de impacto con la Tierra del asteroide 2024 YR4, se hace necesaria una explicación de la situación que barajamos actualmente, y es tranquilizadora.
Ya son conocidos los detalles del descubrimiento de este pequeño asteroide y las expectativas futuras. Pero hay aspectos que generan desasosiego. Entre ellos, los relativos a cómo se predice su posible encuentro con la Tierra. Particularmente, es importante dar respuesta a por qué la probabilidad de impacto ha ido creciendo en las últimas semanas.
¿Por qué crece (momentáneamente) la probabilidad de impacto?
La órbita del asteroide 2024 YR4 es todavía ligeramente imprecisa, dado que solo hemos observado un pequeño arco de su movimiento completo alrededor del Sol. Cuando proyectamos su trayectoria en el futuro, aparece una región de incertidumbre alrededor de la órbita de la Tierra.
Gracias a la gran cantidad de equipos científicos que están empleando los mayores telescopios en Tierra se ha mejorado progresivamente la órbita y, como resultado de tener datos más precisos, ha ido aumentando ligeramente su probabilidad de impacto en 2032.
La labor astrométrica es determinar la localización del asteroide respecto a las estrellas de fondo, y seguirá aumentando la precisión de sus resultados, dado que ahora se van a emplear telescopios de entre 2 y 4 metros de diámetro para trazar el recorrido del asteroide mientras es observable. A partir de marzo solo podrán seguirlo instrumentos de 8 a 10 metros de diámetro, y el telescopio espacial James Webb desde el espacio.
La figura adjunta adaptada de la NASA ejemplifica la incertidumbre. La línea amarilla muestra el paso de diversos clones o representaciones individuales del asteroide con órbitas ligeramente diferentes, que se extienden en torno a la incertidumbre actual en los elementos orbitales.
Vemos que tanto la Tierra como la Luna podrían ser impactadas por alguno de esos clones. Con la incertidumbre actual, serían dos de cada cien pero, de hecho, que pasase por una “rendija” que asegurase el impacto (también llamada impact keyhole) es muy pequeña. Lo más probable es que pase de largo sin ninguna consecuencia.
Una nube de clones del Asteroide 2024 YR4 proyectados entre la Tierra y la Luna el 22 de diciembre de 2032 evidencia la extensión de la región de incertidumbre. Adaptada de NASA. NASA
¿Por qué se ha activado el Protocolo de Defensa Planetaria?
El Protocolo de Defensa Planetaria de la ONU se activa de manera automática cuando descubrimos un nuevo asteroide. Así que se ha activado, simplemente, porque funciona como debe. Ante cualquier nuevo asteroide descubierto se hace un estudio en el que la mecánica celeste permite proyectar dinámicamente su órbita en el tiempo. De este modo se calcula si realizará encuentros próximos con los planetas, en particular con la Tierra.
Si en esos cálculos previos se deriva una probabilidad de impacto superior al 1 % para un asteroide con un diámetro mayor a 10 metros se activa dicho protocolo. Y así ha ocurrido con el asteroide 2024 YR4. La NASA está a cargo de la IAWN, que representa a la comunidad de investigadores centrados en el estudio de asteroides. La ESA está a cargo de la SMPAG, que incluye a otras agencias espaciales. En este caso, la IAWN notificó a la SMPAG sobre el asteroide 2024 YR4 cuando su probabilidad alcanzó el 1 %.
Precedentes que aportan tranquilidad
Muchos recordamos cientos de artículos anunciando el fin del mundo tras el descubrimiento del asteroide (99942) Apophis. La mayoría no recuerda que esa roca espacial, con sus 335 metros de diámetro (casi un orden de magnitud mayor que 2024 YR4), alcanzó una probabilidad de impacto con la Tierra del 3 %. A día de hoy, esta probabilidad de impacto continúa siendo la más alta jamás registrada para un asteroide de tamaño significativo.
En aquellos momentos inciertos, los astrónomos también nos volcamos en su estudio. Se rastreo su presencia en miles de imágenes, e incluso investigamos placas fotográficas antiguas. De ese modo pudo realizarse un análisis detallado de las imágenes de archivo, obtenidas antes del 2004. El estudio de aquella nueva evidencia confirmó que no había riesgo de colisión, un claro ejemplo de lo que sospechamos que va a ocurrir con el asteroide 2024 YR4.
A fecha de hoy, la probabilidad de impacto del asteroide 2024 YR4 está en el 2,1 %, pero, hay que remarcar que las nuevas observaciones astrométricas de este objeto probablemente llevarán esa probabilidad a cero en las próximas semanas. Siendo sinceros, esa es la extrapolación más probable según el análisis actual, como también apunta el experto Patrick Michel.
La intervención del telescopio James Webb
En cualquier caso, lo bueno de esta escalada de emociones es que se ha conseguido un proyecto de seguimiento empleando el James Webb Space Telescope (JWST). El gran telescopio espacial observará al asteroide hasta que termine su siguiente aproximación, en 2028. Esto nos permitirá conocer si su diámetro está más cerca de los 40 m que de los 90 m que se barajan ahora.
Definir su tamaño es una información muy útil. Si el asteroide 2024 YR4 está en el rango más pequeño podríamos esperar que la atmósfera terrestre lo desintegrara, como ocurrió con el asteroide de Cheliábinsk el 15 de febrero de 2013, el más grande que ha golpeado la Tierra en más de un siglo.
Un ejemplo de la capacidad en la banda infrarroja del Telescopio Espacial James Webb es su reciente descubrimiento de más de un centenar de asteroides Ella Maru y Julien de Wit/Universe Today
Esto también demuestra que los científicos, empujados por el interés público, somos capaces de movilizar todos los activos, incluido la increíble potencia resolutiva del JWST, para asegurarnos de que hacemos todo lo que podemos, mientras todavía tenemos un 98 % de posibilidades de que no pase nada y que esto sea solo un mero ejercicio de responsabilidad colectiva.
Realmente necesitamos, como apuntaba en mi libro La Tierra en peligro: el impacto de asteroides y cometas, un programa de detección temprana de asteroides desde el espacio que evite los sesgos observacionales en su detección desde el suelo.
Cada mes, la Tierra experimenta encuentros próximos con pequeños asteroides, incluso a menos distancia que la que nos separa de la Luna. Eso será lo que posiblemente ocurra con el asteroide 2024 YR4: un encuentro cercano. Será, también, un nuevo aviso de que es preciso mantener un seguimiento de estos cuerpos para ser capaces de predecir sus movimientos y evitar sus impactos.
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