2024-07-10 18:00:55
Si mirara usted el cielo estrellado desde el hemisferio sur del planeta, y en caso de que la contaminación lumínica le permitiera tener una vista clara del firmamento, es probable que se percatara del brillo de un pequeño cúmulo de estrellas conocido como Omega Centauri. Desde aquí, esta formación se percibe como unos destellos especialmente brillantes pero, gracias al trabajo de telescopios y científicos, sabemos que se trata de un conjunto de nada más y nada menos que unos 10 millones de estrellas. Pues bien. Según anuncia este miércoles un equipo de astrónomos en la revista científica ‘Nature’, esta fascinante galaxia cercana a la Tierra contiene un agujero negro hasta ahora desconocido que, además, desvela un eslabón perdido en la evolución del cosmos. “Se trata de un agujero negro congelado en el tiempo y atrapado en una etapa intermedia de su evolución”, comentan los responsables de este hallazgo.
La investigación se centra en el análisis de más de 500 imágenes captadas por el telescopio espacial Hubble en el que se recopila información de 1,4 millones de estrellas. En total, los datos abarcan más de 20 años de observaciones de esta región de nuestro vecindario estelar. Un minucioso análisis de la luz emitida por estos astros, así como por sus respectivos desplazamientos, ha mostrado un curioso patrón de movimientos que sugiere la presencia de un agujero negro de masa intermedia. Una verdadera quimera en términos cósmicos. “Este es un hallazgo que solo se da una vez en la vida. Llevo casi nueve meses entusiasmado con ello y, aún ahora, cuando pienso en él me cuesta dormir de la emoción”, explica, pletórico, el astrónomo Anil Seth, uno de los autores de este trabajo.
Los expertos afirman que se trata de un agujero negro congelado en el tiempo y atrapado en una etapa intermedia de su evolución
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Según explican los investigadores del Instituto Max-Planck de Astronomía, quienes han liderado este trabajo, el rasgo más sorprendente de este agujero negro tiene que ver con su masa de unos 8.200 soles. Hasta ahora se han encontrado muchos ejemplos de agujeros negros relativamente pequeños, que ‘tan solo’ tienen entre 5 y 150 veces la masa de nuestro sol, y agujeros negros extremadamente grandes, con la masa de más de 100.000 soles. Pero encontrar algo en este estadio intermedio supone toda una anomalía. “Hasta ahora solo hemos visto agujeros negros supermasivos que son como un Gozdilla en el centro de las galaxias y que se dejan ver porque lo destrozan todo a su paso. Pero más allá de estos, también sabemos que el universo está plagado de un montón de agujeros negros un poco más pesados que nuestro sol que hasta ahora no hemos visto. Son como hormigas o arañas, difíciles de detectar pero que están por todos lados”, afirma Matthew Whittaker, otro de los astrónomos detrás de este trabajo.
“El universo está plagado de un montón de agujeros negros un poco más pesados que nuestro sol que hasta ahora no hemos visto”
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Un ‘Bigfoot’ cósmico
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Los astrónomos que han liderado este trabajo definen el hallazgo de este agujero negro como el de un ‘Bigfoot’ cósmico. “Es el equivalente a encontrar la primera evidencia convincente de un ‘Pies grandes'”, comenta Whittaker para ilustrar hasta qué punto estamos ante algo excepcional. Sobre todo porque se trata de algo que está a un tiro de piedra de nuestro planeta. Para que se hagan una idea de ello, tengan en cuenta que el agujero negro supermasivo en el centro de nuestra Vía Láctea, y el que hasta ahora creíamos que era el más cercano a nosotros, está a una distancia de unos 27.000 años luz de la Tierra. Según apunta este trabajo, el agujero negro de Omega Centauri, en cambio, tan solo estaría a unos 18.000 años de distancia de nuestra ‘canica azul’. De confirmarse, pues, sería uno de los agujeros negros más cercanos a nosotros descubiertos hasta el momento.
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De confirmarse, sería uno de los agujeros negros más cercanos a nosotros descubiertos hasta el momento
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¿Pero cómo se pudo haber originado este ‘Bigfoot’ cósmico y, sobre todo, por qué no habría evolucionado hacia algo más grande y masivo? Los astrónomos arrojan una interesante hipótesis al respecto. Los datos recopilados hasta la fecha sugieren que Omega Centauri pudo haber sido el núcleo de una galaxia que acabó siendo absorbida por la Vía Láctea y perdiendo gran parte de sus estrellas a excepción de un reducto central. Este ‘canibalismo’ estelar podría haber “congelado en el tiempo” al agujero negro de Omega Centauri y, gracias a ello, ahora estaríamos viendo una etapa hasta ahora desconocida de la evolución de nuestro cosmos. “El agujero negro se conservaría en el tamaño que tenía cuando Omega Centauri fue absorbido por la Vía Láctea, lo que ofrecería una visión del eslabón perdido de la evolución de estos cuerpos celestes”, afirman los especialistas.
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