2024-12-20 18:00:00
Esto no es un relato de ciencia ficción sino una historia de ciencia a secas. Un equipo de investigadores de Estados Unidos anuncia, con gran entusiasmo, el éxito de un experimento en el que por primera vez en la historia han logrado un teletransporte cuántico de un bit a lo largo de 30 kilómetros de cable de fibra óptica convencional. Este logro, presentado este viernes en la revista científica ‘Óptica’, no solo supone un hito científico sin precedentes sino que, además, según argumentan los responsables de este trabajo, permite imaginar un futuro en el que la “revolución cuántica” no solo llegue a las infraestructuras más sofisticadas del planeta sino que también pueda expandirse a través de herramientas tan convencionales como los cables de internet que a día de hoy encontramos en (casi) todo el mundo. ¿Pero qué es esta revolución cuántica, de qué sirve y, sobre todo, qué tiene que ver el teletransporte en todo esto?
Esta historia no tiene lugar en el mundo macroscópico en el que vivimos sino en el universo cuántico
Empecemos, pues, por lo básico. Para hablar de todas estas cuestiones debemos olvidarnos del mundo en el que vivimos, el macroscópico, donde vemos árboles y montañas, y sumergirnos en el universo invisible de las partículas. En este reino diminuto, las reglas de la física son muy diferentes a las que observamos en nuestro día a día. En el mundo cuántico, las partículas pueden estar en dos lugares a la vez, comunicarse instantáneamente entre sí aunque estén separadas por kilómetros y comportarse de maneras que desafían nuestra intuición. Este extraño conjunto de fenómenos es lo que conocemos como mecánica cuántica y es la base de la llamada “revolución cuántica” que, desde hace décadas, los científicos intentan desgranar para, por ejemplo, utilizar sus ‘poderes’ para transmitir información de forma mucho más rápida y segura que hasta ahora.
Entrelazamiento y fantasmas
En el experimento presentado ahora, un equipo de científicos de la Universidad de Northwestern logró ‘teletransportar’ un bit cuántico (cúbit) a más de 30 kilómetros de distancia. En este proceso no enviaron físicamente esta pieza de información sino que, utilizando las herramientas de la física cuántica, copiaron su huella digital única y posteriormente la ‘entrelazaron’ con otro bit situado a decenas de kilómetros de distancia. En este proceso se consiguió crear una conexión invisible entre ambos elementos y los conectó de forma que el cambio de uno se reflejaba mágicamente en el otro (algo que en su día Einstein definió como “acción fantasmagórica a distancia”). Esta dinámica es lo que finalmente permitió transferir información de una pieza a otra a una velocidad récord y de una forma casi interceptable por terceros, por lo que resulta mucho más segura que otras técnicas de transmisión más tradicionales.
El experimento logró transmitir información con una precisión del 90%
No es la primera vez que un experimento logra teletransportar de forma cuántica una pieza de información. Pero sí es la primera vez que este hito se logra a través de una red convencional de cables de fibra óptica, una infraestructura ya muy presente en la mayoría de ciudades y hogares del mundo, y que además seguía funcionando con normalidad durante el experimento y transmitiendo otro tipo de datos a una velocidad de hasta 400 gigabits por segundo. Los análisis de este experimento muestran que en este proceso se habría logrado transmitir con total exactitud el 90% de la información entre un cúbit y otro y que, por lo tanto, el margen de error se habría limitado a tan solo un 10%. Una cifra muy similar a la de otros experimentos de este tipo.
Almas y la revolución de lo corriente
Según argumenta, Carlos Sabín, investigador Ramón y Cajal en el departamento de Física Teórica de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el punto fuerte de este trabajo es que demuestra que, “en principio, una futura red cuántica de comunicaciones podría emplear la misma infraestructura básica de fibra ya existente”. “El teletransporte puede hacerse con los mismos fotones que circulan por nuestras redes de datos convencionales, por lo que sería deseable poder usar las ya existentes, sin necesidad de nuevas infraestructuras de telecomunicaciones”, comenta el científico en declaraciones al Science Media Centre España, a la par que recuerda, con cierta prudencia, que “todavía estamos en una fase muy preliminar de lo que podría ser una red de comunicaciones cuánticas en el futuro” o, en general, del internet cuántico.
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“Todavía estamos en una fase muy preliminar de lo que podría ser una red de comunicaciones cuánticas en el futuro”
Antes de acabar esta apasionante historia científica, un último matiz. Sobre todo porque, llegados a este punto, puede que muchos se estén preguntando si algo de todo esto podría utilizarse algún día para teletransportar a los humanos. Una de las mejores respuestas a esta cuestión la dio el investigador Asher Peres, uno de los pioneros en este campo, cuando ya en los años noventa un periodista le preguntó por el tema y añadió, como provocación, si en caso de teletransportar una persona se lograría antes con su cuerpo o con su alma. El científico respondió contundente diciendo que el teletransporte cuántico solo permitiría transmitir el alma, el espíritu, la esencia de la persona y ningún otro elemento material. Aunque esta hipótesis, por ahora, solo se queda en el terreno de la reflexión y, en el mejor de los casos, de la ciencia ficción.
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