2024-03-10 12:22:07
Los labradores son muy conocidos por ser perros activos, inteligentes y, sobre todo, muy comilones. Quizá por eso no sorprende demasiado cuando, de vez en cuando, nos cruzamos con algún perro de esta raza con unos kilos de más. ¿Pero a qué se debe este fenómeno? Según desvela una investigación publicada en la revista ‘Science Advances’, al menos una cuarta parte de los labradores tienen una mutación genética muy específica que los predispone a sufrir obesidad. Se trata de un factor genético hereditario que afecta, por un lado, a sus niveles de hambre y, por otro, a su predisposición a realizar actividad física.
La investigación, liderada por expertos de la Universidad de Cambridge, se ha centrado en el análisis de 87 ejemplares de labradores adultos. Entre estos había tanto animales con un peso saludable como algunos con obesidad moderada. En primer lugar, mediante muestras de sangre, se realizó un examen genético de los animales. Y a continuación se detectó una mutación común entre aquellos con mayor peso: una alteración del gen POMC, una parte del genoma puede alterar una vía en el cerebro de los perros asociada con la regulación del peso corporal.
El estudio desvela que la mutación del gen POMC altera una vía del cerebro que regula el peso de los perros
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Comen más y queman menos calorías
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Según explican los científicos que han liderado este trabajo, “esta mutación desencadena una señal de inanición que le indica al cuerpo de los perros que aumente la ingesta de alimentos y conserve energía a pesar de que esto es innecesario”. Dicho de otra manera, parece que esta alteración genética es lo que hace que algunos labradores tengan hambre todo el rato y coman sin parar. “Los perros afectados por esta mutación tienden a comer en exceso porque les da hambre entre comidas más rápidamente”, explica Eleanor Raffan, investigadora del departamento de fisiología, desarrollo y neurociencia de la Universidad de Cambridge y autora del estudio.
La investigación también ha descubierto que los perros que poseen esta mutación, además de comer en exceso, también tardan más en quemar las calorías ingeridas. Concretamente, los labradores con esta alteración genética queman un 25% de energía que sus homólogos. “Los perros con esta mutación genética se enfrentan a un doble golpe: no solo quieren comer más, sino que también necesitan menos calorías porque no las queman tan rápido“, añade, en este sentido, Raffan en vista de los resultados de este trabajo.
Los animales afectados por esta mutación tienen más hambre que el resto, comen más y tardan más tiempo en quemar calorías
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Los autores de este estudio afirman que, tras descubrir la importancia de esta mutación, habría que prestar más atención a la alimentación de ciertos perros. “La gente suele ser grosera con los dueños de perros gordos, culpándolos por no gestionar adecuadamente la dieta y el ejercicio de sus perros. Pero en algunos casos está demostrado que es muy difícil mantenerlos delgados“, argumentan los científicos. Para ello aconsejan, por ejemplo, suministrar la comida de la forma más entretenida posible para que los animales tarden cuanto más tiempo posible en consumirla (por ejemplo, utilizando un comedero con forma de puzle o esparciendo la comida por el jardín).
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